Un Papa en medio de la gente

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Redacción digital

Madrid - Publicado el

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La multitudinaria y cálida despedida que supo darle ayer Roma al Papa Francisco sirve de epílogo a doce luminosos años por los que, a pesar del dolor, brota en millones de personas un sentimiento de gratitud.

La extraordinaria presencia de líderes mundiales muestra la autoridad moral que la comunidad internacional ha reconocido en Francisco, incluidos dirigentes -no hace falta dar nombres- con los que mantuvo profundas divergencias, pero que, pese a todo, no han querido dejar de estar en la foto.

Hubo también nutrida presencia de representantes de otras confesiones cristianas y de otras religiones, con las que Francisco siguió tendiendo puentes en la estala de sus predecesores. Llamativo fue también el protagonismo de refugiados y migrantes, presos, personas sin hogar…, los predilectos de Francisco. 

Con el colofón final del emocionado adiós de su querida diócesis de Roma durante el cortejo del féretro hasta Santa María la Mayor. El cardenal Re, decano del colegio cardenalicio, le recordó como un “Papa en medio de la gente”, resaltando la impresionante talla pastoral y misionera de un Pontífice que, con su estilo personalísimo, supo hacer llegar al corazón de las personas la alegría del Evangelio. 

Las lecturas escogidas pusieron en el centro el misterio de la silla de Pedro, el apóstol a quien Jesús, a pesar de conocer bien sus debilidades, encomendó una misión que desborda las capacidades de cualquier persona, prometiendo, eso sí, permanecer en su Iglesia hasta el final de los tiempos. Francisco ha escrito una página más de esa historia. Ahora, como imploró el cardenal Re, reza por ella desde el cielo