Sin legitimidad moral

Las negociaciones para el alto el fuego que están en marcha desde hace semanas no fructifican, mientras algunos miembros del Gobierno de Netanyahu apoyan la idea de crear una “zona humanitaria”

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Hace uno días el prestigioso analista Thomas Friedman aseguraba que el gobierno presidido por Netanyahu representa la mayor amenaza del momento para el pueblo judío por lo que está haciendo en Gaza. Casi cien vecinos de la franja han muerto en las últimas horas en un reparto de comida por los disparos del ejército israelí. Desde comienzos de mayo son ya casi 1.000 las personas que han muerto de este modo. Es de una crueldad difícil de calificar que los habitantes de Gaza se vean obligados a elegir en algunos casos entre morir de hambre o morir bajo a causa de los disparos israelíes. 25 países han exigido a Israel que acepte un alto el fuego y cumpla con el derecho internacional humanitario.

Las negociaciones para el alto el fuego que están en marcha desde hace semanas no fructifican, mientras algunos miembros del Gobierno de Netanyahu apoyan la idea de crear una “zona humanitaria”. La creación de esa zona en realidad supondría encerrar a los gazatíes en un espacio de confinamiento. Se trataría, nada más y nada menos, que de un gueto.

El Papa pidió el domingo que se “respete el derecho humanitario y la obligación de proteger a los civiles, así como la prohibición de los castigos colectivos, el uso indiscriminado de la fuerza y el desplazamiento forzado de la población”. Son todas ellas prácticas que estaba llevando a cabo el Gobierno de Israel. La respuesta del gobierno de Israel a los crueles asesinatos de Hamas tuvo al principio una legitimidad moral, pero ahora, tras la práctica destrucción de Gaza, la ha perdido por completo.

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