In Unitate Fide
El aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea es una ocasión privilegiada para recordar que la comunidad cristiana universal puede ser signo de paz en instrumento de reconciliación
Madrid - Publicado el
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A pocos días del viaje apostólico a Turquía para conmemorar los 1700 años del Concilio Ecuménico de Nicea, el papa León XIV ha publicado una Carta apostólica titulada “In unitate fidei”, en la unidad de la fe, que nos recuerda que, desde los orígenes de la Iglesia, los cristianos estamos llamados a caminar juntos, custodiando y transmitiendo con amor y con alegría el don recibido.
Ahora que, no sin razón, hablamos de tiempos recios y especialmente complejos, el papa nos recuerda que los tiempos del concilio de Nicea no eran menos turbulentos. Cuando comenzó, en el año 325, aún estaban abiertas las heridas de las persecuciones contra los cristianos y, con las amenazas externas, surgieron también disputas y conflictos en la Iglesia, concretamente la doctrina de Arrio, que enseñaba que Jesús no es verdaderamente el Hijo de Dios. Los padres conciliares confesaron en Nicea, con claridad, que Jesús es hijo de Dios, que el Hijo de Dios se hizo hombre, como explica san Atanasio, para que nosotros, los hombres, pudiéramos ser divinizados.
La divinización es precisamente la que nos protege de la tentación primordial de ser como Dios. Nicea tiene, sin duda, un gran valor ecuménico, pues compartimos de hecho la fe en el único y solo Dios, Padre de todos los hombres. Necesitamos un ecumenismo espiritual de oración, alabanza y culto, como sucedió en el Credo de Nicea y Constantinopla. Este aniversario es una ocasión privilegiada para recordar que la comunidad cristiana universal puede ser signo de paz en instrumento de reconciliación, contribuyendo de modo decisivo a un compromiso mundial por la paz.