Una Iglesia unida
"Con palabras y gestos marcados por un profundo sello agustiniano, el papa León XIV ha celebrado este domingo la Misa de inicio de su pontificado"
Madrid - Publicado el - Actualizado
1 min lectura
Con palabras y gestos marcados por un profundo sello agustiniano, el papa León XIV ha celebrado este domingo la Misa de inicio de su pontificado en la que nos ha recordado que la misión que Jesús confió a Pedro gira en torno al Amor y a la unidad. Este deseo de unidad en la Verdad de Cristo ha estado muy presente en los primeros pasos del nuevo pontificado; el deseo de una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado. Hemos de ser dóciles al Espíritu para que se armonicen los distintos instrumentos y las cuerdas de nuestro corazón puedan vibrar en una única melodía. En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres. Nosotros, los católicos, como nos ha expresado con claridad el Papa, desde nuestra pequeñez, pero también sabedores de la grandeza de la misión que tenemos por delante, estamos llamados a ser una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad, dentro de la masa, para gritarle al mundo que “es la hora del Amor” y que es, por lo tanto también, la hora de mirar a Cristo con los ojos de la tradición viva de la Iglesia. Podremos así afrontar la ingente misión que tenemos por delante, también con las Iglesias cristianas hermanas, con quienes transitan otros caminos religiosos, con aquellos que cultivan la inquietud de la búsqueda de Dios y con todas las mujeres y los hombres de buena voluntad, para construir, todos juntos y unidos, un nuevo mundo donde reine la paz.