J.L Restán | Línea Editorial

Loca carrera hacia un referéndum que no se va a celebrar

La destitución de Jordi Baiget, hasta hace unas horas consejero de la Generalitat, por decir que el referéndum secesionista no se va a celebrar, es un síntoma más de lo enloquecida que está la carrera hacia esa consulta. Baiget ha dicho lo que piensa una mayoría de los catalanes: las últimas encuestas reflejan que el 60 por ciento está convencido de que el 1 de octubre no habrá urnas. Y solo el 27 por ciento apoya un referéndum unilateral.A la destitución de Baiget hay que sumar la resolución de no dar subvenciones a los medios que no defiendan la iniciativa de la Generalitat, y la presión a los funcionarios. Los altos cargos de la administración catalana, los servidores públicos y las empresas proveedoras de urnas, saben que el actual Govern quiere incumplir la ley y que eso puede traerle inhabilitaciones o responsabilidades jurídicas graves. Por eso muchos quieren descolgarse, pero la Generalitat intenta mantener, como sea, prietas las filas.Esta falta de libertad y estas tensiones son signo del gran estrés institucional y social que provoca el independentismo por su voluntad de no respetar el Estado de Derecho. Al parecer, la ley de transitoriedad jurídica que se prepara en secreto incluye un proceso constituyente semejante al que ha puesto en marcha Maduro en Venezuela. Cuando no se aceptan las reglas de nuestra democracia constitucional, se acaba cercenando libertades y recurriendo a viejas falsas democracias orgánicas.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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