Presiones por doquier

Las presiones de “Podemos” sobre algunos profesionales de la información ya han sido convenientemente denunciadas por la Asociación de la Prensa de Madrid. En el fondo reflejan la forma que Podemos tiene de concebir el juego democrático, inspirado en la Venezuela de Chaves y Maduro. Ahora Podemos  pretende que TVE deje de transmitir la Misa los domingos, mostrando su objetivo de cambiar la aconfesionalidad del Estado por un laicismo beligerante. También son conocidos sus intentos de debilitar la democracia representativa y dar carta de naturaleza a fórmulas asamblearias. Esta forma de hacer política tiende a sembrar continuas dudas sobre la propia democracia, por ejemplo con la denuncia de la portavoz de Podemos, sin apoyo de ninguna prueba, de lo que ha llamado “la mafia del canapé”, una supuesta red de cargos judiciales para acercarse a empresarios y políticos implicados en no menos supuestas corrupciones. Hay que admitir, sin embargo, que el ejercicio de la presión forma parte del juego político. La más clamorosa es la que ejercen los independentistas catalanes para burlar la Constitución y provocar la ruptura. Y llegarán presiones de otra naturaleza ante la presentación de los presupuestos del Estado, que puede abocarnos a un nuevo periodo de inestabilidad si no se impone el sentido común.