20 de marzo

El órdago de los chalecos amarillos

Han sido cuatro largos meses de protesta durante los que los 'chalecos amarillos' han tenido a Francia en vilo 

Tiempo de lectura: 1' Actualizado 19 mar 2019

Han sido cuatro largos meses de protesta durante los que los “chalecos amarillos” han tenido a Francia en vilo. Macron se ha cansado y desde la Presidencia de la República se van a tomar medidas drásticas. A partir de ahora no podrá haber manifestaciones en las proximidades de los Campos Elíseos y se blindarán zonas céntricas de la capital.

De nada ha servido que durante dos meses Macron liderara su propuesta del Gran Debate nacional y celebrara reuniones en distintas zonas del país. Los 'chalecos amarillos' han regresado a la calle con violencia, en una muestra clara de que no hay voluntad alguna de diálogo. Una buena parte de las cuestiones que subyacen en las protestas exceden los límites de la política francesa. La incertidumbre laboral, el acceso a los servicios sanitarios, la crisis medioambiental o la sensación del poder omnímodo de los grandes capitales son problemas europeos.

La crisis de representatividad que hoy se experimenta demanda nuevos canales de comunicación social que conecten a la ciudadanía con los políticos. La Iglesia católica en Francia aceptó este desafío y ha querido ejercer  un liderazgo facilitador. Pero no basta. Hacen falta más instancias intermedias que, antes que defender intereses de parte, puedan facilitar el diálogo entre grupos. Las medidas de orden público son necesarias y los Gobiernos deben aplicarlas, pero las democracias necesitan facilitadores que promuevan  el acuerdo de las voluntades, sin que esto suponga merma de las instituciones parlamentarias.