Los efectos desoladores del pesimismo

Hay capital social para afrontar los retos derivados de la pandemia del coronavirus y para preguntarse si el desánimo está justificado

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La consultora Open Evidence de Cataluña ha realizado un estudio sobre en qué situación estamos los españoles ahora que la mayoría pasamos a fase 3, lo que supone en cierto modo el final del aislamiento. La investigación refleja una España empobrecida, y lo que es peor, con bastante pesimismo sobre el futuro. El 36% de los españoles hemos tenido que echar mano de los ahorros durante el confinamiento. Lo que no es de extrañar, teniendo en cuenta que casi cuatro millones de personas han estado bajo un ERTE, y no pocos han sufrido retrasos en el cobro. Luego están, claro, los cuatro millones de parados.

No solo hay sufrimiento económico, también hay sufrimiento espiritual y psicológico: el 65% de los españoles dice haberse sentido deprimido. El espectáculo de la clase política no sirve, desde luego, para levantar los ánimos. Las predicciones no son positivas, no se puede quitar hierro al daño económico. Pero a medida que se ido retomando la actividad, hay datos que señalan una reactivación. Las medidas drásticas tomadas por el BCE y el plan de reconstrucción pendiente de aprobar por la Unión Europea apuntan a que estamos quizás en la mejor zona del mundo para afrontar esta crisis. Las energías desplegadas por los sanitarios, y por los voluntarios en los servicios públicos de primera necesidad, no han sido una anécdota. Hay capital social para afrontar los retos y para preguntarse si el desánimo está justificado.