Línea editorial: "Sobre la “muy buena salud” de las relaciones Gobierno - Santa Sede"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La ministra de Exteriores ha asegurado que las relaciones con la Santa Sede gozan de “muy buena salud”. Una diplomática experimentada como González Laya sabe que la cordialidad es la tónica de las relaciones exteriores de la Santa Sede, más aún con un país como España, al que le unen fuertes lazos históricos. Señalaba también la ministra la sintonía en áreas como el cambio climático o la defensa de los derechos fundamentales. El problema surge cuando este tipo de pronunciamientos se utilizan para sugerir una contraposición entre unas excelentes relaciones con Roma, frente a las discrepancias con los obispos locales. Nada más lejos de la realidad. También de la Iglesia española puede este gobierno o cualquier otro esperar plena colaboración al servicio del bien común. Pero eso no excluye la crítica a leyes que afectan gravemente a derechos fundamentales, como ha ocurrido recientemente con la eutanasia y la educación.

El reproche es al fondo y a las formas. Debates de gran complejidad son reducidos a esquemas ideológicos que parten a la sociedad en dos mitades, como si se tratara de dos equipos rivales de fútbol. Se hurta así a la opinión pública del necesario diálogo sobre los asuntos gran trascendencia y se ahonda en una polarización ideológica que genera serias fracturas. El gobierno encontrará siempre en la Iglesia a un interlocutor cordial, pero firme en sus convicciones con respecto a la dignidad de la persona y la primacía del bien común sobre los intereses partidistas.