Línea editorial: "El Sahel, una misión para Europa"

El problema es que hace falta mucho más que una misión militar para romper el ciclo vicioso de pobreza, inestabilidad y yihadismo

Madrid

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Francia ha abatido al jefe del Estado islámico en el Sahel, sanguinario grupo terrorista que ha sembrado de muertos Malí, Burkina Faso y Níger. La noticia supone una inyección de optimismo para las fuerzas galas, entre las que cunde cierto síndrome de Afganistán tras 8 años de presencia sin resultados tangibles, y a la espera de que, en 2022, se concrete la retirada de tropas a la mitad anunciada por el presidente Macron.

El fallecimiento en combate de Idriss Déby, presidente del Chad y gran aliado de Francia, unido al golpe de Estado en Malí, tampoco facilita las cosas. La junta militar de este país ha iniciado contactos con mercenarios rusos, lo que, como ha advertido París, sería “incompatible la presencia internacional”.

La solución para Francia es europeizar la misión, pero Alemania o España no están por la labor, sobre todo si la antigua potencia aspira a liderar en solitario la misión. La propuesta francesa tiene, sin embargo, sentido, porque la inestabilidad del Sahel supone un peligro real para Europa, y no solo en términos migratorios, como obsesivamente sostienen algunos.

El problema es que hace falta mucho más que una misión militar para romper el ciclo vicioso de pobreza, inestabilidad y yihadismo. Ahí sí puede y debe servir de referente la experiencia afgana para una UE que puede y debe asumir un mayor liderazgo en el mundo, sin caer en el unilateralismo militar. El Sahel no sería mal sitio para comenzar