Línea editorial: "Responsabilidad personal, irresponsabilidad política"

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Estamos en el primer fin de semana, desde hace seis meses, sin estado de alarma por Coronavirus. No hay toque de queda más que en Valencia y Baleares, apenas hay cierres perimetrales y vamos a tener altas temperaturas. Hay hambre de vida buena y se ha producido un auténtico éxodo. Pero el virus no se ha acabado. La tasa de incidencia en España está en 166 infectados por cada 100.000. En Francia todavía no se han abierto las terrazas y hasta final de junio habrá toque de queda.

Hemos llegado a este fin de semana de libertad de movimientos por razones políticas, más que inmunitarias. Cada vez parece más claro que Sánchez desechó proseguir con el estado de alarma para no mendigar el voto de sus socios. Por eso entre otras cosas, se decretó un estado de alarma de seis meses, para no ir al Congreso cada quince días. Para no seguir mendigando, el Gobierno aprobó hace diez días el decreto que trasladaba a los jueces del Supremo la responsabilidad.

Pero el plan de Sánchez ha fracasado. Muchas Comunidades Autónomas han renunciado al toque de queda y aquellas a las que los Tribunales Superiores de Justicia se las ha negado, han renunciado a recurrir al Supremo. La alternativa que Sánchez nunca contempló es llegar a un acuerdo con el PP, que hubiera sido la lógica.