Línea editorial: "¿Qué pasa con la pornografía?"
Se trata de una actividad basada en la explotación que, además, es profundamente adictiva
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El consumo de pornografía on-line se ha disparado de manera alarmante en los meses de confinamiento domiciliario. Es difícil saber el tráfico económico que generan las plataformas dedicadas a este negocio, pero lo que sí se ha cuantificado ya es que su consumo creció en 2020 un 25% con relación al año anterior. El confinamiento domiciliario causado por la pandemia ha hecho que esas plataformas se hayan lanzado a la caza de consumidores ofreciendo, por ejemplo, acceso gratuito. Esto ha sucedido en Italia, Francia y España desde el mes de marzo pasado.
El mundo de la pornografía está vinculado al de la prostitución, la trata y el tráfico de drogas. Se trata de una actividad basada en la explotación que, además, es profundamente adictiva. Añadamos a eso que las consecuencias del consumo de pornografía son letales para los jóvenes que aprenden qué es la sexualidad y las relaciones sexuales a través de imágenes basadas en el maltrato, la cosificación, la violencia y la satisfacción inmediata de las pulsiones. No hay duda de que el consumo de pornografía, cada vez más brutal, fomenta el aumento de los delitos sexuales protagonizados por menores, así como los casos de violencia contra las mujeres. La pregunta es por qué, ante tantas evidencias, los gobiernos, pero también la ciudadanía, permanecen impasibles. Quizás vaya siendo hora de hablar de abolición, también en el mundo de la pornografía.