Línea Editorial: "En democracia, no todo vale"
"Algunos señalan en el trasfondo la resistencia de Turquía al ingreso de Suecia en la OTAN; en todo caso, se trata de un acto difícilmente justificable"
Madrid - Publicado el
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En Estocolmo, junto a una mezquita, un ciudadano ha quemado el Corán después de haberlo untado con tocino y jugado al fútbol con el Libro Sagrado de los musulmanes. La Justicia sueca había autorizado la quema en nombre de la libertad de expresión. Algunos señalan en el trasfondo la resistencia de Turquía al ingreso de Suecia en la OTAN. En todo caso, se trata de un acto difícilmente justificable.
En las sociedades democráticas también hay límites que no deberían ser traspasados. Los derechos y libertades no son bienes absolutos que puedan ser ejercidos contra otros, sino en relación con los otros. Por eso, en las sociedades democráticas, la ley y las instituciones políticas garantizan el ejercicio de los derechos y prevén el cumplimiento de unos respectivos deberes. En materia de libertad religiosa, esto no significa que no pueda debatirse sobre las diferentes confesiones, incluida la religión musulmana. Sin embargo, la crítica y la ofensa burda no son lo mismo. Estamos ante una cuestión de ética cívica y de respeto escrupuloso por las creencias ajenas. “La libertad de expresión no es una excusa para despreciar a los demás” ha subrayado el Papa. Para protestar por cuestiones políticas o incluso denunciar las barbaridades que algunos cometen en nombre de las religiones no es preciso ofender e insultar gratuitamente a muchas personas que forman parte de la sociedad. La democracia y el Estado de Derecho ofrecen cauces que en Suecia se han visto desbordados.