Línea editorial COPE: La expansión de Rusia en África

La visita a Mali de Serguei Lavrov, ministro ruso de Asuntos Exteriores, ha suscitado la alarma de los países occidentales con intereses en África y que ven impotentes cómo la diplomacia rusa está extendiendo sus redes de influencia en el continente. Mali se ha convertido en la punta de lanza de esta ofensiva rusa que va acompañada de una ayuda militar cada día más evidente. Desde hace un año, las milicias mercenarias del grupo Wagner, tantas veces denunciado por sus violaciones de los derechos humanos, han desplazado a los militares franceses allí desplegados hasta el pasado año en el marco de la lucha contra el yihadismo terrorista asentado en el Sahel. Tras el golpe de Estado en Mali, hace casi dos años, las relaciones de los dos países han dado un vuelco total, so pretexto de la ineficacia de las operaciones militares contra el terrorismo, al tiempo que los mercenarios rusos ocupaban zonas estratégicas en la extensa región del Sahel.

La hostilidad de los golpistas malienses hacia Francia y, por ende, a Europa y Estados Unidos, ha ido creciendo a medida que se estrechaban las relaciones militares y comerciales con Rusia, que ya participa en la explotación de las ricas minas de uranio del país. La visita de Lavrov ha servido para reforzar la presencia rusa en el país, que ha recibido en los últimos meses una sustancial ayuda militar a pesar de la guerra de Ucrania. Lo que más alarma a los países occidentales es la expansión de la influencia rusa en otros países subsaharianos a los que Lavrov ha ofrecido la cooperación de Rusia al tiempo que atacaba a los países occidentales por su codicia colonialista.