LÍNEA EDITORIAL
El gobierno no puede desligarse de la agenda de Iglesias
Iglesias no distingue las cuestiones de partido con las de un Gobierno que ha de representar a los españoles, y ha aprovechado el viaje para entrevistarse con la izquierda radical
Madrid - Publicado el - Actualizado
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No se puede dudar de la relevancia de la imagen internacional que proyecta España a través de los gestos y palabras de las personas que nos representan en todo el mundo. En ese sentido el periplo del Vicepresidente Pablo Iglesias para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente de Bolivia ha sido un esperpento.
Iglesias no suele distinguir las cuestiones de partido con las de un Gobierno que ha de representar a todos los españoles, y ha aprovechado el viaje para entrevistarse con personas afines a la izquierda radical, para firmar manifiestos y para dar entrevistas como si fueran mítines, con los mantras de la ultraderecha y el neoliberalismo por bandera.
Este activismo sectario contrasta con el saber estar y actuar del Rey, a quien tendría que acompañar y no hacer sombra. Hasta tal punto ha cruzado todas las rayas rojas, que el propio Gobierno al que pertenece ha tenido que desligarse públicamente de su agenda.
En un ejercicio de equilibrismo, la Ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ha dicho que las andanzas de Iglesias no le comprometen, como si eso fuera posible cuando se trata del número tres de un Ejecutivo al que condiciona cada vez de forma más patente.