LÍNEA EDITORIAL
Falta de debate en torno a la eutanasia
El espejo portugués nos sirve para mirar la realidad española donde, previsiblemente, el próximo jueves salga adelante una ley injusta sobre la eutanasia y el suicidio asistido
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Tribunal Constitucional portugués ha rechazado la despenalización de la ley de la eutanasia y la ha devuelto al Parlamento. La valentía del Presidente Rebelo de Sousa ha sido clave al ejercer su derecho de veto y cuestionar la idoneidad de la ley, además del agravante que suponía tratar de sacarla adelante en medio de una pandemia global. La sentencia es clara en cuanto a la inconstitucionalidad de la ley en virtud de la inviolabilidad de la vida humana, que reconoce la Constitución del país vecino. Ahora tendrá que volver a las cámaras y tal vez los socialistas y el Bloco de Esquerda vuelvan a la carga, presentando un texto más suave que no se encuentre de nuevo con las trabas del alto tribunal. Pase lo que pase, el precedente es importante por lo que supone de freno a unas pretensiones de legislar sin consenso alguno y sin la adecuada consulta a los expertos, en un asunto tan grave en el que, literalmente, está en juego la vida humana y su tutela por el Estado.
El espejo portugués nos sirve para mirar la realidad española donde, previsiblemente, el próximo jueves salga adelante una ley injusta sobre la eutanasia y el suicidio asistido, que el Ejecutivo va a sacar a toda prisa y sin escuchar a nadie. Revestido de falso progreso, se inaugura un tiempo en el que se cuestiona el valor de la vida humana y se niega su inviolabilidad. Hay, ciertamente, enfermos incurables, pero no hay ninguno incuidable. Aprobar la eutanasia supone ignorar las verdaderas demandas de la gente, en este caso con una macabra maniobra de distracción, que supedita la realidad a la ideología.