26 diciembre

La estratagema de Puigdemont

El atrevimiento del expresidente de la Generalitat no conoce límites

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Desde Waterloo y después de recoger su credencial de eurodiputado, Puigdemont se ha erigido en juez de sí mismo. El atrevimiento del expresidente de la Generalitat no conoce límites. Ahora pide al Supremo que levante la orden de búsqueda que pesa contra él y archive la causa. Los abogados de Puigdemont quieren que el juez Llarena se aparte del caso y que la inmunidad parlamentaria se convierta, automáticamente, en impunidad. Lo que significa, en la lógica de Puigdemont y los suyos, que el Parlamento Europeo no se pronuncie sobre la suspensión de inmunidad y que él pueda danzar, al menos durante un tiempo, a sus anchas por todo el territorio de la Unión Europea.

La situación es enrevesada porque Bélgica ha decidido no pronunciarse sobre la nueva Eurorden y la extradición de Puigdemont hasta el próximo 3 de febrero. Los jueces y los Tribunales harán su trabajo, pero mientras tanto el prófugo utilizará su credencial de eurodiputado como si de un trilero se tratara. Él sabe que en la Unión Europea gobierna el imperio de la ley, pero también sabe que su éxito a corto plazo es proporcional al desgaste que sufra el Gobierno de España. También por eso es necesario que en España haya un gobierno estable y con un sólido anclaje constitucional, que garantice el trabajo libre y riguroso de los Tribunales de Justicia, la Fiscalía y la abogacía del Estado. Puigdemont, tiempo al tiempo, acabará siendo reo de sí mismo.