Línea editorial COPE: Ecumenismo de sangre
Escucha ya la Línea Editorial del domingo 14 de mayo
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La Iglesia católica venerará como propios a los 21 mártires coptos asesinados por el Daesh en 2015. La decisión, aparentemente menor, tiene una gran trascendencia. Ha sido anunciada esta semana por el Papa Francisco durante la visita a Roma del Patriarca de la Iglesia copta de Egipto, visita que sirvió para conmemorar el 50 aniversario del encuentro entre Pablo VI y el Patriarca Shenouda III.
En términos históricos son impresionantes los avances en el diálogo con las Iglesias ortodoxas producidos en este último medio siglo. Se han superado las grandes diferencias teológicas de fondo, y si bien persisten obstáculos, el clima desde el que se enfocan nada tiene que ver con la hostilidad que, desgraciadamente, caracterizó en ocasiones las relaciones en el pasado.
Uno de los factores que explica esa mejora es la persecución religiosa. El odio religioso llegó a extremos inéditos en el siglo XX, cuando ortodoxos, protestantes y católicos compartieron destino en los campos de concentración nazis o en los gulags soviéticos. Es el “ecumenismo de sangre”, que parte de un odio al cristianismo que no distingue entre denominaciones.
Así es como lo perciben los cristianos de una y otra confesión, pero hasta ahora no se había sancionado oficialmente lo que, a pie de calle, puede parecer evidente. Francisco ha dado ese paso que sitúa además el diálogo ecuménico en una nueva perspectiva, la de los mártires. Lo cual es tanto como dejar sin excusas a teólogos y líderes de las Iglesias para no emplearse a fondo en el cumplimiento el mandato evangélico de la unidad, de modo que “el mundo crea”.