15 de marzo

La dimensión moral (y trascendente) de la crisis sanitaria

La Iglesia está en continua comunicación con las autoridades para adoptar las medidas necesarias ante la emergencia sanitaria

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La Iglesia está en continua comunicación con las autoridades para adoptar las medidas necesarias ante la emergencia sanitaria. Pero esta crisis exige un compromiso personal por parte de todos. Como ha dicho el cardenal Blázquez al hacer balance en Trece de sus mandatos al frente de la CEE, el compromiso cívico es una exigencia moral en estos momentos. España no es un caso único. El Vaticano lleva varios días cerrado a los visitantes; las imágenes del Papa dirigiéndose a los fieles desde la biblioteca expresan esa excepcionalidad. Lo que no ha hecho el Vaticano es dejar de ofrecer servicios básicos para personas sin hogar. Es un buen recordatorio de que no podemos olvidar a los más vulnerables. No se trata solo de situaciones extraordinarias. Raro es el bloque de vecinos en el que no vive una persona anciana o enferma que estos días va a requerir la ayuda de los vecinos. También es importante hacer un uso moderado y racional de los servicios públicos. O evitar actitudes egoístas, como los desplazamientos innecesarios o el acaparamiento de víveres, que solo contribuyen a agravar la situación de emergencia. Son momentos en los que cada cual debe poner de su parte. Y para los creyentes eso incluye naturalmente rezar. Aunque sea participando en las Misas a través de la radio y la televisión. Sin perder nunca la dimensión providencial ni moral de esta crisis sanitaria. La Iglesia, que a lo largo de su historia ha hecho frente a incontables epidemias, es plenamente consciente, y sigue ofreciendo su contribución para afrontarla de la forma mejor y más acorde a la dignidad de la persona y al bien común.