LÍNEA EDITORIAL
Ni con el espíritu ni con la letra
Lejos del Pacto Educativo que prometieron en campaña el texto de la ley está muy distante de la proclamación del derecho a la educación y de la libertad de enseñanza
Ni con el espíritu ni con la letra
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Mientras al Gobierno se le llena la boca de buenas palabras y utiliza la Constitución para arrojarla contra la oposición, el marchamo de sus iniciativas legislativas, sin apenas control parlamentario, se da de bruces con el espíritu y con la letra de la Carta Magna. Lo sucedido hasta ahora con la llamada “Ley Celáa” es un buen ejemplo.
Lejos del Pacto Educativo que prometieron en campaña el texto de la ley está muy distante de la proclamación del derecho a la educación y de la libertad de enseñanza que recoge el artículo 27, donde se afirma literalmente que los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral de acuerdo con sus propias convicciones.
Algo similar sucede con la Ley de Eutanasia que se está tramitando. Como ha recordado el Secretario de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, el artículo 10 reconoce la dignidad de la persona y sus derechos inherentes, que son inviolables.
Asimismo, si el artículo 15 rechaza la pena de muerte como medio para acabar con los delitos y con los delincuentes, tampoco debe existir una especie de “gracia de muerte” para acabar con el sufrimiento y con los que sufren. Toda persona ha de ser cuidada y aliviada, especialmente durante las etapas más vulnerables de su existencia, de tal manera que no suplique morir, ni nadie, por supuesta compasión, considere urgente acabar con una vida teóricamente indigna, a la que, casi por arte de magia, la eutanasia convertiría en digna.