Línea editorial: prepararse para el invierno ¿y después?

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Las respuestas que ha dado la Unión Europea a la invasión rusa de Ucrania se han basado, hasta ahora, en la unidad y solidaridad de los 27. Por ello sorprende que el Gobierno de España haya rechazado, con una firmeza inusual, la propuesta de Bruselas de ahorrar hasta un 15 por ciento el consumo de gas para hacer frente a la batalla de la energía que Vladimir Putin ha emprendido contra Europa, consciente del daño que puede causarle por su dependencia del gas ruso. Mas allá de la demagogia subyacente en la decisión del Gobierno, alguna razón asiste a España para negarse a seguir las recomendaciones de los dirigentes europeos. Como ha aducido la ministra de Transición Energética, Teresa Rivera, España no ha vivido por encima de sus posibilidades energéticas en los últimos años y, además, ha exportado a sus socios europeos hasta un 20 por ciento del gas que recibe de otros países.

Pero justamente uno de los objetivos de Putin desde que inició su invasión de Ucrania, es romper la unidad de los 27 países de la Unión sin necesidad de utilizar bombas: su arma es el gas, tal como ha recordado la presidente de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen al presentar su plan de austeridad energética. Parece que Rusia está dispuesta a prolongar su guerra en Ucrania más allá de la ocupación de la zona de Donbás, con la pretensión de obligar a Europa y Estados Unidos a una negociación para rebajar las sanciones impuestas como castigo. Se quiera o no, ahorrar energía ahora para poder afrontar en mejores condiciones el próximo invierno, se va a convertir en una obligación.