El Estrecho de Ormuz, la vía estratégica que podría disparar la inflación en Europa: ¿dónde está y por qué es clave en el mercado del petróleo y gas?

El Estrecho de Ormuz vuelve al foco internacional tras el anuncio de Irán de querer cerrarlo. Por él pasa una quinta parte del crudo mundial y su bloqueo tendría un impacto económico global inmediato

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Imagen de satélite de la península arábiga, el Mar Rojo y el Estrecho de Ormuz

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El Parlamento iraní ha solicitado este domingo el cierre del Estrecho de Ormuz, una vía de navegación estratégica que separa las costas de Irán y Omán, en respuesta a los recientes ataques de Estados Unidos contra suelo iraní. La medida aún debe ser ratificada por el Consejo Nacional de Seguridad de la República Islámica, pero, de confirmarse, tendría un impacto directo y global sobre la economía y los mercados energéticos.

Este estrecho cobra especial relevancia en el actual contexto de creciente tensión entre Irán, Israel y ahora también Estados Unidos. Por sus aguas circula aproximadamente el 20 % del crudo y gas natural que se consume en todo el mundo, lo que lo convierte en un punto neurálgico del comercio energético global.

Situado entre el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán, el estrecho de Ormuz cuenta con un paso que, en su parte más estrecha, tiene solo 54 kilómetros de ancho. A diario lo cruzan una media de 13 buques cisterna, que transportan más de 15 millones de barriles de petróleo.

Durante años, las autoridades iraníes han amenazado con bloquear el tránsito marítimo por esta vía como respuesta a las sanciones impuestas, sobre todo por Estados Unidos, en el marco de su conflicto por el programa nuclear iraní. Estas advertencias han estado dirigidas tanto a Washington como a Israel, aunque nunca se han llegado a concretar. Aun así, la zona ha sido escenario de numerosos incidentes, incluidos ataques a petroleros y confiscaciones de cargueros.

Las tensiones se agravaron especialmente a partir de 2018, cuando Estados Unidos decidió retirarse del acuerdo nuclear firmado en 2015 entre Irán y varias potencias mundiales. Washington acusó entonces a Teherán de incumplir el pacto al seguir enriqueciendo uranio por encima de los límites permitidos.

Iranian Army Office

Imagen de archivo de un barco iraní durante un ejercicio militar cerca del Estrecho de Ormuz

Un año después, en abril de 2019, la presión aumentó con el endurecimiento de las sanciones estadounidenses a la exportación de petróleo iraní, lo que llevó al Gobierno persa a amenazar de nuevo con cerrar Ormuz.

Como respuesta preventiva ante la inestabilidad en la zona, Irán inauguró en 2021 una terminal estratégica de exportación de crudo en el mar de Omán. Esta instalación, ubicada en Jask, en la provincia sureña de Hormozgan, recibe el petróleo a través de un oleoducto de 1.000 kilómetros de longitud que conecta con el campo petrolífero de Goreh, en la región de Bushehr. 

La infraestructura tiene capacidad para transportar inicialmente 300.000 barriles diarios, con la posibilidad de aumentar en el futuro hasta un millón.

AMENAZAS SIN DESCANSO

Las amenazas al estrecho no han cesado. En abril de 2024, tras un ataque contra el consulado iraní en Damasco que dejó siete guardias revolucionarios muertos, y del que Teherán culpó a Israel, el cierre de Ormuz volvió a estar sobre la mesa.

El episodio más reciente comenzó este mes, cuando Israel lanzó una ofensiva militar con bombardeos sobre instalaciones nucleares y energéticas iraníes. En este contexto, el temor a que Irán tome finalmente la decisión de bloquear el paso ha reactivado la alerta sobre las posibles consecuencias económicas que ello implicaría a nivel mundial.