El Parlamento británico permitió el bullying y el acoso sexual contra sus trabajadores

Entre las denuncias figuran comentarios sobre la forma de vestir de las mujeres y sus “atributos físicos”

@Ivan_al1

Presentador de Mediodía COPE Fin de Semana

Agencias COPE.es Londres

Tiempo de lectura: 2' Actualizado 21:33

Una investigación independiente ha revelado que el Parlamento británico permitió el buyying y el acoso sexual contra sus trabajadores. El impactante documento sugiere que será difícil introducir los cambios necesarios para reestablecer la confianza del personal mientras siga al frente “el actual consejo de dirección” de la cámara.

El informe, que no revela nombres ni fechas, concluye que hay una “necesidad imperante de un amplio cambio cultural en el Parlamento” y que para lograrlo es “fundamental un compromiso genuino y un enfoque diferente por parte de sus líderes”.

La investigación ha estado liderada por la juez retirada Laura Cox, quien fue elegida como líder de este proceso tras las denuncias de varios trabajadores por bullying, algunas de ellas incluso contra el presidente de la Cámara de los Comunes, el conservador John Bercow.

En las 150 páginas de las que consta el texto, Cox sugiere que los altos cargos, incluido Bercow, deberían dimitir para poner fin a una “cultura preestablecida” que es necesaria para un cambio real que puede necesitar de “varias generaciones”.

El tema ha estado en bocas de todos tras los últimos casos de acoso sexual que costaron la dimisión de varios diputados, incluido el exministro de defensa Michael Fallon. Esta investigación pone énfasis también en los “alarmantes” episodios de este tipo que tuvieron que aguantar algunas trabajadoras a manos de diputados. Desde tocamientos hasta bromas sobre su “atuendo y atributos físicos”.

El informe asegura que el Parlamento es el ejemplo perfecto de "lo malas que solían estar las cosas" en términos del ambiente de trabajo.

Para muchas personas, asegura, trabajar en el Parlamento es "un privilegio" y existe una "expectativa de lealtad a la institución a la que sirven". Una lealtad que “ha sido puesta a prueba hasta el límite por una cultura de deferencia, sumisión, aquiescencia y silencio, en la que la intimidación, el acoso y el acoso sexual han podido prosperar y han sido tolerados y ocultados durante mucho tiempo" asegura esta investigación.