De la guerra en Ucrania a la guerra de los metales: los sectores industriales denuncian la falta de materiales
Los fabricantes de automóviles y otros sectores confirman en COPE que están alarmados por la falta de materiales como el gas neón, níquel, paladio o caolín por la guerra
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La escasez de estos materiales críticos generada por el conflicto bélico en Ucrania pone en riesgo la producción global de los catalizadores de los vehículos, baterías, microchips y hasta empastes dentales. Para ser más exactos, el neón se utiliza para los semiconductores y lo importamos de Ucrania. El níquel sirve para las baterías y el paladio para los catalizadores de los motores y ambos proceden sobre todo de Rusia.
“Ni en España ni en Europa hay minas de las que extraer estas materias primas y todos los sectores industriales se han visto afectados tanto por la subida de precio de los recursos energéticos como por la escasez de materiales”, reconoce en COPE la especialista en Recursos Minerales del Colegio Oficial de Geólogos de España, Ester Boixereu.
Si nos centramos en el sector del automóvil, vemos precios disparados y, además, la oferta está en declive por lo que los vehículos tardan varios meses en llegar a manos de los compradores por la escasez de materias primas para su fabricación. Un ejemplo lo encontramos en Toyota que acaba de anunciar que fabricará 50.000 coches menos este mes y los expertos calculan que hasta 2023 la situación estará lejos de la normalidad pre-pandemia.
El origen hay que buscarlo en la escasez de materiales como el paladio, con Rusia como principal proveedor, que se considera ya el metal precioso más cotizado del planeta. Su precio ha superado en más de una ocasión al del oro, es escaso y tiene un sin fin de aplicaciones. Sin él, los coches contaminarían mucho más porque se utiliza en los catalizadores de los coches diésel y gasolina. Otra de sus aplicaciones está en los condensadores y otros componentes de nuestros dispositivos electrónicos y es un material fundamental para el desarrollo de la movilidad eléctrica. Además, y, junto al gas neón, es también esencial para que China, Taiwán o Corea sigan fabricando y suministrando microchips al resto del mundo. Son países que controlan el 90% de la producción mundial de estos dispositivos y ya vieron paralizada su producción durante la crisis de suministros que provocó el confinamiento en Asia debido a la COVID-19.
BATERIAS Y EMPASTES
“Hasta que no termine la guerra y se terminen las sanciones, no se va a poder recuperar la importación de estos materiales”, lamenta en COPE Manuel Regueiro, presidente del Colegio oficial de Geólogos de España.
La escasez de materias primas que se denominan “críticas” afectan a sectores industriales fundamentales para nuestro desarrollo. Son, sobre todo, los que dependen de los microchips, como el de la automoción, pero la lista de agraviados es mucho más amplia y se extiende también a otros fabricantes, como de cerámica en el caso concreto de España.
Por este motivo, la geóloga y miembro del Instituto Geológico y Minero de España resalta en COPE que “no son todas materias primas críticas y escasas, sino que hay materias primas abundantes, como pueda ser el caolín se ha visto seriamente comprometida su importación. Son unas arcillas blancas muy importantes para la fabricación de los azulejos y la industria cerámica que es muy importante en España y que se está viendo seriamente afectado por la guerra en Ucrania”.
Las sanciones contra Rusia, que incluye también la producción de níquel, hacen que se considere a China uno de los grandes beneficiarios por el bajo precio al que siguen adquiriendo estos materiales. El níquel está presente en automóviles, ordenadores, baterías de iones de litio y hasta en los empastes dentales.
Su extracción en Europa es más difícil por las trabas medioambientales y laborales que existen, aunque se da la posibilidad de hacerlo tanto en Finlandia como en España. De hecho, la mina Aguablanca, en Badajoz, fue la única mina de níquel de Europa Occidental y ha estado en funcionamiento hasta hace unos años. Ahora, dicen en el Colegio de Geólogos, se podría hacer minería en profundidad en esa misma zona.
LECCIONES APRENDIDAS
Las alternativas no son sencillas porque se necesitan muchos años tanto para encontrar otros metales que sustituyan a los que consideramos críticos como para iniciar la explotación de una mina. Sería el caso de los proyectos de litio en Extremadura, de uranio en Castilla y León, de tierras raras en Castilla-La Mancha o de coltán, cobalto y wolframio en Galicia.
“La mejor alternativa, asegura Ester Boixereu en COPE, es cambiar de política y dejar de depender de terceros países. España tiene un potencial alto en recursos minerales y habría que estudiar su potencial a medio plazo. Son tareas que necesitan una apuesta clara por la investigación”.
La geóloga lamenta, además, que “en España estén ocurriendo cosas muy tristes desde el punto de vista geológico, como el proyecto minero de tierras raras en Matamulas, en Ciudad Real, que quedó paralizado sin que comprendamos los motivos porque no creo que produjera el impacto ambiental”. En la actualidad, la Junta de Castilla-La Mancha sigue sin autorizar el proyecto minero en base a la información de las organizaciones ecologistas.