Director de comunicación: 'El puesto maldito de la Casa Blanca'

Foto de archivo de Hope Hicks, la entonces portavoz de la campaña del entonces candidato a la presidencia de EE.UUEFE

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Corresponsal de COPE en EEUU

Tiempo de lectura: 3' Actualizado 19:19

¿Es el puesto de Director de Comunicación de la Casa Blanca un puesto maldito? Muchos en Washington piensan  que  si  ya  que  en  algo más  de  un  año  cuatro  personas  han  ocupado  ese  cargo.  El  primero  en   hacerse  con  esa  responsabilidad  fue el  también  Jefe  de Prensa  de Trump, Sean Spicer. El  polémico  portavoz - que  se  enfrentó  a  la prensa  en  numerosas  ocasiones-  ocupó  el puesto  de Director  de Comunicación  en dos  ocasiones  pero  por  un  periodo  de tiempo que no  llegó  a  los  tres  meses en  total.  Spicer  fue relevado, en  primera instancia,  por  Mike Dubke que   tampoco  duró  en  el  cargo  ni  tres  meses  tras  sus  enfrentamientos no  solo  con  la  prensa  sino  también con  el  entonces  Jefe  de Gabinete  de Trump, Reince Priebus. Mas  fugaz  fue el  paso  por  ese “puesto  maldito” del  inversor Anthony Scaramucci que no  llego  ni  a  las  dos  semanas. El  nombramiento  de Scaramucci  le  sirvió  de  excusa al  portavoz Spicer  para  presentar  su  dimisión,  pero  sus  diez  días  en  la  Casa Blanca  fueron  cortados abruptamente  por  el Jefe  de Gabinete John Kelly que no  compartía  ni  las  formas ni  el  fondo  de  los  cambios que pretendía llevar  a  cabo el  ex inversor  de Wall Street.

Pero  sin  duda la  salida   de  la  última  persona  en   ocupar  ese  cargo-  la ex modelo  de  29  años Hope Hicks- es  la  que  más  comentarios  ha  suscitado dada  su  proximidad al  Presidente Trump.

STX43. WASHINGTON (EE.UU.), 28/02/2018.- El presidente estadounidense Donald Trump (5i) habla en una reunión con miembros del Congreso para discutir sobre la seguridad escolar y comunitaria, en la Casa Blanca, en Washington (Estados Unidos) hoy, miércoles 28 de febrero de 2018. EFE/SHAWN THEWSHAWN THEW

Fuentes  próximas  a Hicks  han  reconocido  que llevaba  varias  semanas   pensando  en  abandonar  la  Casa Blanca. “Tres años  junto  a Trump son  muchos años”  decían  estas  fuentes a lo  que  se  unía  el  escándalo  en  el  que  se  vio  envuelto  su  novio, Rob Porter,  también  asesor  del Presidente,  tras  hacerse público  las  acusaciones  de  maltrato  presentadas  por  su  dos  ex esposas.

La salida  de Hicks se  producía  además  tras  su  larga  comparecencia –más  de  ocho  horas  ante  la Comisión  de Inteligencia  de  la Cámara  de Representantes- donde  se  negaba  a  contestar  a  las  preguntas  sobre  las  posibles  relaciones entre  la  campaña  de Trump y  Rusia y  donde  reconocía   que    había  mentido –mentiras blancas,  mentiras  piadosas- para  proteger  al Presidente. Tras  esa  afirmación Hicks  tuvo  que  consultar  con  sus  abogados  para  posteriormente  aclarar  que en  ningún  momento  esas  “mentiras  blancas o  piadosas” estaban  relacionadas  con  la  investigación  que lleva  a  cabo  el  Fiscal Especial Robert  Muller  sobre  los  contactos  de Trump  con Rusia.

Hope Hicks  estaría  además bajo  la  lupa  del Fiscal Especial  entre  otras  razones  por que  fue  una  de  las personas que  ayudo  a  redactar  un  comunicado  sobre  una  reunión entre  el  hijo  del Presidente, Donald Trump Jr., y  una  delegación  rusa  en la Trump Tower  de Nueva York en  junio  de  2016, comunicado lleno  de inexactitudes y mentiras.

STX43. WASHINGTON (EE.UU.), 28/02/2018.- El presidente estadounidense Donald Trump (c) habla durante una reunión con miembros del Congreso para discutir sobre la seguridad escolar y comunitaria, en la Casa Blanca, en Washington (Estados Unidos) hoy, miércoles 28 de febrero de 2018. EFE/SHAWN THEWSHAWN THEW

Muchos  analistas  coinciden    que    la  dimisión  de Hicks deja  a Trump –un  presidente  que  maneja  la  Casa Blanca  como  un  negocio  familiar  y que  le  gusta rodearse  solo  de  los  más  fieles- en  un  aislamiento cada  vez  mayor     y en  una  Casa Blanca  donde  vuelve a  reinar  el  caos como  en  los  primeros  días de  su  presidencia. El  historiador  presidencial Douglas Brinkley  afirmaba  en  unas  declaraciones  en  The Washington Post que “Trump  es  un  lobo solitario en una  Casa Blanca aislada”. “No confía  en  nadie” – añadía  el  historiador- “no  confía en  sus  agencias,  está  en  guerra  con  el Departamento  de Justicia. Su  yerno  y asesor no  puede  obtener  la  autorización  del FBI para acceder  a  documentos  secretos, su  Directora  de  Comunicación reconoce  que  ha  mentido para  favorecerle y  dimite. Solo  hay  malas  noticias para  el Presidente. Está  acorralado  y  no  hay  una  salida  fácil”.

La  declaraciones de Brinkley  eran  de  alguna   manera compartidas  por  el  propio Anthony Scaramucci, quien  horas  después  de  conocerse  la  dimisión  de Hicks  afirmaba  que  la  moral  en la Casa Blanca nunca  había  sido  tan baja   y  por  el  Jefe  de Gabinete  del Presidente, John Kelly,  que  afirmaba que  “su  trabajo  en  la  mansión  presidencial  era  un  castigo  de Dios”.