La Moncloa dispara la opacidad sobre el uso por Sánchez del Falcon

La Ley de Secretos Oficiales sirve al Gobierno para negarse a informar hasta del consumo de combustible de la aeronave o sobre sus emisiones a la atmósfera

EFE/Rodrigo Jiménez

@rrodriguezmaeso

Jefe de Política

Madrid

Tiempo de lectura: 2' Actualizado 23:51

La predilección de Pedro Sánchez por el uso de aeronaves oficiales para sus desplazamientos son ya un clásico que la Oposición trata de fiscalizar, pero sin éxito. La falta de una regulación del Falcon y el Super Puma, el avión y el helicóptero del Ejército del Aire de los que Sánchez tira desde su ascenso al poder a mediados de 2018, permite a La Moncloa eludir el control.

Tanto es así que el Ejecutivo acumula toda una batería de preguntas escritas sin respuesta en las Cortes sobre los viajes del Presidente. Recientemente, con motivo de los congresos regionales socialistas, que desde octubre hasta diciembre eligieron a sus ejecutivas, Pedro Sánchez echó mano de los medios necesarios para sus labores de gobierno, tal y como ya relató la Cadena COPE. En concreto, en Torremolinos, Benidorm, Las Palmas, Bilbao, Murcia, Santiago de Compostela y Barcelona. La jugada fue siempre la misma: Su Gabinete programó alguna visita institucional en todos esos destinos – en la Ciudad Condal llegó a rizar el rizo de acudir a la Delegación del Gobierno - como coartada para acudir a los actos del PSOE.

La respuesta de La Moncloa a la ofensiva desencadenada por el Grupo Popular de explicaciones ha sido la de atrincherarse en la consabida “materia especialmente sensible”, fundamentándose en “el Acuerdo del Consejo de Ministros de 28 de noviembre de 1986, en relación con la Ley 9/1968 de 5 de abril, reguladora de los Secretos Oficiales, y modificada por la Ley 48/1978 de 7 de octubre, que detalla que tanto los informes sobre movimientos de aeronaves militares como los planes de protección de autoridades y pasajeros sometidas a la misma, y en concreto, los informes y datos estadísticos sobre movimientos de fuerzas, buques o aeronaves militares, deben tratarse como materia clasificada con el máximo grado de protección”.

A sumar, la fórmula ya de manual: “El Presidente del Gobierno emplea medios de transporte del Estado a disposición de las distintas instituciones y sus representantes. Dichos medios de transporte se asignan con un criterio de seguridad”. Dicha coletilla, al amparo de la ley de Secretos Oficiales, vale de igual manera al Ejecutivo para un largo etcétera, que también han constatado Vox o CS, como el coste de los viajes, quiénes han llegado a acompañar a Sánchez, consumo medio de combustible o la carga contaminante del Falcon. Cualquier cuestión es considerada materia clasificada y como tal deja a la Oposición pinchando en hueso.

Llueve así sobre mojado. La Moncloa hace de la opacidad su modo de proceder ante todos los desplazamientos de Pedro Sánchez poniendo los recursos del Estado en su beneficio. Con la boca grande, gustan además defender desde su entorno: “el Presidente es Presidente las 24 horas del día, 7 días a la semana”.