El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha condenado el ataque ejecutado el lunes contra una localidad en el este de Burkina Faso, que se saldó con el asesinato de cerca de 30 personas, en medio de un aumento de la inseguridad en el país africano por las operaciones de grupos yihadistas.

Guterres ha trasladado sus condolencias a los familiares de las víctimas y ha reiterado la "solidaridad" de la ONU con el Gobierno y la población "en sus esfuerzos para hacer frente al extremismo violento y reforzar la cohesión social en el país", según ha señalado su portavoz, Stéphane Dujarric.

El ataque fue perpetrado por personas armadas no identificadas contra la localidad de Kodyel, situada en la provincia de Komondjari. Fuentes de seguridad han indicado que se trataría de una venganza por el reclutamiento de 'voluntarios' por parte de las autoridades en la zona.

Testigos citados por la agencia estatal burkinesa de noticias, AIB, señalaron que el ataque fue perpetrado por cientos de personas armadas y agregaron que "han masacrado a la práctica totalidad de los hombres" que residían en Kodyel.

Por otra parte, fuentes citadas por este medio han indicado que los 'voluntarios' reclutados por las autoridades para apoyar en las operaciones contra el terrorismo, han matado a once sospechosos en Kodyel, en una operación llevada a cabo en respuesta al citado ataque.

El ataque ha sido perpetrado días después de la muerte de cerca de 20 personas en asaltos contra dos localidades en el norte de Burkina Faso, tras la captura y asesinato la semana pasada de los periodistas españoles David Beriáin y Roberto Fraile en el sureste del país africano.

El aumento de las operaciones por parte de grupos yihadistas y el incremento de las tensiones intercomunitarias han complicado la situación de seguridad en Burkina Faso. Ante esta situación, el primer ministro de Burkina Faso, Christophe Dabiré, abrió a principios de febrero la puerta a un posible proceso de diálogo con los terroristas.