TEMPORADA ALTA
Eva Yerbabuena viaja al centro de sí misma, bajo la mirada de Juan Kruz
Rosa Díaz
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Rosa Díaz
Eva Yerbabuena viaja hasta el centro de sí misma bajo la mirada escrutadora de Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola en "Re-fracción (Desde mis ojos)", una pieza arriesgada, en la que la gran maestra del baile flamenco se deja interrumpir e interpelar en escena por el director, bailarín contemporáneo y coreógrafo.
La pieza que ha programado este fin de semana el festival Temporada Alta empieza con Juan Kruz sentado en una silla mirando fijamente al público, una mirada que en cuanto se abre el telón se posa con fuerza sobre Yerbabuena, a la que pone frente al espejo, viste, desviste, graba en vídeo y arrastra por el escenario durante la hora y media que dura el espectáculo.
Un juego de miradas en el que los dos artistas comparten sus lenguajes artísticos, pero no los fusionan, tal como ha apuntado la bailaora en declaraciones a los periodistas reunidos en Girona.
En escena, Yerbabuena desborda madurez salvaje y libre, sobretodo en una primera solea que pone la piel de gallina.
En esta coreografía inicial, la bailaora se lanza con tal fuerza sobre las tablas, que en Girona se le ha caído el micro que lleva entre la ropa, que ha acabado hecho un manojo entre las faldas, sin que ello haya restado un ápice de energía al baile, en una muestra de autoridad escénica que el público ha reconocido con un cálido aplauso.
Más cálido incluso que el que ha recibido al final, porque el juego de miradas que propone Juan Kruz pierde fuerza en la parte central del espectáculo.
"Hemos buscado la provocación -ha explicado Yerbabuena-. Provocación entre Juan y yo y con todos los grandes artista que hay en escena, porque cuando hablo de provocación me refiero a esa provocación de intenciones entre artistas necesaria para que se haga el duende, la magia".
En este juego de provocaciones mutuas hay que subrayar el trabajo de todos y cada uno de los presentes: el guitarrista Paco Jarana, el bailarín Jose Manuel Oruco, el percusionista Dani Suárez, los cantaores Segundo Falcón, Antonio Gómez 'el Turry' y Jesús Corbacho y la viola de gamba de Pilar Almalé.
"Re-fracción", que hasta ahora sólo se ha visto en la Bienal de Sevilla y en Temporada Alta, es una de las propuesta de la Semana de Programadores, que hoy finaliza tras cuatro días en los que Girona ha acogido estrenos de obras internacionales que todavía no se habían visto en España, propuestas de compañías nacionales consolidadas fuera de nuestras fronteras, como la de Eva Yerbabuena, y producciones españolas que pueden ser de interés para el mercado exterior.
Un total de 75 programadores internacionales procedentes de diez países se han unido estos días a los programadores nacionales para ver las creaciones que ha propuesto Temporada Alta.
Entre ellas "Una imagen interior" de El Conde de Torrefiel, una compañía que ha logrado hacerse un nombre en la escena contemporánea con su personal combinación de texto, movimiento e imágenes plásticas.
En "Una imagen interior", El Conde de Torrefiel expresa "esa sensación de vivir en un mundo excesivamente construido, un sistema artificial que hemos ideado a partir del sistema natural en el que vivían nuestros antepasados y en el que hay un atomización excesiva de los individuos y un desequilibrio", según ha explicado en rueda de prensa la codirectora de la obra Tanya Beyeler.
Una sensación que se materializa con una escenografía forrada de plástico e iluminada con frías luces led, en la que los personajes no hablan, sino que mueven los labios sin sentido como en una película mal doblada y donde toda la información textual llega a través de la pantalla situada sobre la escena.
Un montaje coproducido por el festival Grec de Barcelona, Festival de Avinyó, Kunstenfestivaldesarts de Bruselas, Centro Cultural Condeduque de Madrid, Festival delle Colline Torinesi de Turín, Grütli Centre de diffusion et production des arts vivants de Ginebra, Points communs Nouvelle scène national de Cergy-Pointoise-Val de Oise, Théâtre Paris-Villette y Festival dAutomne de París, en la que ha sido la consagración internacional de Conde de Torrefiel.