TEATRO ESTRENO
Candela Peña: "Todos pertenecemos al sistema por punkis que seamos"
La actriz Candela Peña regresa a los escenarios tras una exitosa temporada en el mundo audiovisual con "Contracciones", una obra que a pesar de lo que pueda sugerir su título no tiene nada que ver con la maternidad, sino con cómo se establecen las relaciones laborales.
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La actriz Candela Peña regresa a los escenarios tras una exitosa temporada en el mundo audiovisual con "Contracciones", una obra que a pesar de lo que pueda sugerir su título no tiene nada que ver con la maternidad, sino con cómo se establecen las relaciones laborales.
Actrices y amigas, Candela Peña y Pilar Castro se subirán al escenario del Teatro Pavón de Madrid a partir de mañana, miércoles, en un tándem muy compenetrado que hace tiempo que había echado el ojo a la obra de Mike Bartlett.
Un espectáculo que, "parte de la necesidad" de trabajar -dice Candela Peña-, y para el que ambas querían un director que tuviera "una mirada muy concreta" y con el que no hubieran trabajado.
Así fue como recurrieron a Israel Solá, que afirma que los ensayos han sido un proceso enriquecedor y divertido: "ha sido como tener dos Porches".
Siempre directa, Candela Peña explica que salía de un momento "excelente", encadenando trabajos en cine y televisión.
"El sistema se porta bien conmigo, pero el sistema deja de llamarme, lo que significa quedarte en la nada; un médico en paro puede salvar una vida en la calle -aduce- pero un actor en paro, qué es en la vida. Te quieres morir".
"Todos pertenecemos al sistema por punkis que seamos", advierte la actriz, quien asegura que esta pieza es lo más difícil a lo que se ha enfrentado en la vida.
Pilar Castro señala que cada vez que hace teatro entra en una espiral de inseguridad que al final le "hace crecer, habitando personajes desconocidos".
Una experiencia que le ha llevado a trabajar con "Candela, que me enriquece mucho, con un texto sobre dos mujeres como estas en conflicto".
"Acabamos como si hubiéramos subido el Everest", aduce Castro sobre esta obra, de ritmo frenético, que se articula en catorce escenas interconectadas sobre cómo las empresas se inmiscuyen en la vida personal de sus empleados.
Un texto que habla de la actualidad, apunta el director Israel Solá, y que retrata una "distopía" del mundo laboral y hasta dónde se está dispuesto a ceder para conservar el trabajo. "Personajes antagónicos que representan dos partes del sistema", afirma.
"Vamos cediendo y cediendo y no nos damos cuenta de a lo que hemos renunciado. Renuncias hasta llegar a un punto en que no sabes dónde estás", añade.
Apelar al miedo, subraya Solá, es un elemento habitual en los últimos tiempos donde hay "muchos discursos apocalípticos".
"El miedo nos impide tener esperanza en la construcción del futuro, cualquier trabajo es mejor que no tener trabajo, prefieres no moverte porque es lo mejor que te puede pasar".
Solá indica que "nos cuesta imaginar un mundo con más justicia laboral".