TOMÁS BRETÓN
La Biblioteca Nacional recupera el genio de Tomás Bretón más allá de la zarzuela
"La verbena de la Paloma" nos traslada al Madrid más castizo, el que representa la exitosa zarzuela de Tomás Bretón que, sin embargo, eclipsó su labor como compositor, director de orquesta y músico en el más extenso sentido de la palabra, un trabajo que la Biblioteca Nacional no quiere que caiga en el olvido.
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"La verbena de la Paloma" nos traslada al Madrid más castizo, el que representa la exitosa zarzuela de Tomás Bretón que, sin embargo, eclipsó su labor como compositor, director de orquesta y músico en el más extenso sentido de la palabra, un trabajo que la Biblioteca Nacional no quiere que caiga en el olvido.
Este año se celebra el centenario del fallecimiento de Bretón (Salamanca, 1850- Madrid, 1923) y la Biblioteca Nacional lo conmemora con la exposición "Tomás Bretón, mucho más que 'La verbena de la Paloma'", que podrá visitarse del 14 de julio al 22 de octubre, y que recibe al visitante con un busto del músico rodeado de los colores propios de una verbena.
Durante el recorrido de la muestra se pueden contemplar partituras escritas de su puño y letra, medallas de las logias Caridad y Esperanza -Bretón perteneció a la masonería desde su juventud-, recortes de periódico, cuadros, grabados y caricaturas, además de una batuta o un violín con el que comenzó a actuar y más de un centenar de objetos vinculados a su historia.
"Era un gran pianista, pero sus comienzos en la música fueron tocando el violín en el Teatro Circo de Salamanca", ha señalado durante la presentación de la muestra su comisario, Víctor Sánchez.
En 1902 la revista Blanco y Negro situó a Bretón entre los cinco personajes más populares del país. Fue director del Conservatorio de Madrid, académico de Bellas Artes, activo miembro del Ateneo y del Círculo de Bellas Artes.
Se inició en la zarzuela en su juventud casi por casualidad -llegó a escribir más de 40- tras una discusión de otro de los grandes de la zarzuela, Ruperto Chapí, con la empresa del Teatro Apolo.
La noche del estreno de "La verbena de la Paloma", en 1894, comentó que tal vez se había equivocado, pero el éxito fue tan grande, que se ha convertido en la obra más popular del género.
De ella ha habido tres versiones cinematográficas, la primera de 1921 en la que el propio Bretón colaboró; en 1935 Benito Perojo realizó otra y en 1963 Sáinz de Heredia dirigió la que protagonizaban Concha Velasco y Vicente Parra.
"Pero Bretón es mucho más que esa obra". En su época fue un reconocido director de orquesta antes que lograr el éxito como compositor, asegura el comisario.
Su primera ópera fue la compuesta a partir de la obra de Tirso de Molina "Don Gil de las Calzas Verdes", después llegaría "La Dolores" y su célebre jota y la última fue "Tabaré" (1913) a partir de un poema de Juan Zorrilla de San Martín sobre la conquista de América.
"Sus óperas fueron traducidas al alemán y representadas en Praga y Viena", era una figura clave en todas las vertientes musicales de la época. Su catálogo incluye tres sinfonías, poemas sinfónicos y piezas como "En la Alhambra", música de cámara. También puso música a seis rimas de Gustavo A. Bécquer, ente ellas la famosa "Volverán las oscuras golondrinas".
Según explica Víctor Sánchez, Bretón siempre defendió la necesidad de dignificar la música, con la intención de que así España se igualara al resto de Europa.