Tiempo clásico en La Linterna
La guerra de los Bach
Toda la actualidad de la música clásica en La Linterna con el experto Carlos de Matesanz.
Bach. wikipedia
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Empeñado en que las creaciones musicales son bienes gananciales en la familia Bach, el violinista, director y musicólogo australiano Martin Jarvis lleva años insistiendo en que hay indicios en la sintaxis de varias obras de Bach que llevan a pensar que la segunda esposa de Johann Sebastian Bach, Anna Magdalena, compusiera obras atribuidas a su marido. Ahora todo alcanza repercusión porque se ha estrenado un documental titulado 'Escrito por la señora Bach', en el que se dice que Anna Magdalena podría haber escrito ella sola las Suites para violoncelo solo, el aria de las 'Variaciones Goldberg' e incluso el primer preludio del 'Clave bien temperado' de Bach y no simplemente "haberlos copiado", pues se sabe que doña Anna le echaba una mano a su esposo en quehaceres musicales, dados sus considerables conocimientos. Ahora, ¿son convincentes esos argumentos? Jarvis aplicó diversas técnicas de análisis forense para estudiar las partituras del músico, centrándose sobre todo en la estructura y el lenguaje musical, las anotaciones y la caligrafía. El profesor asegura que pretende anular la convención "sexista" que reconoce únicamente a los compositores masculinos y finalmente restablecer a la señora Bach en los libros de historia. Eso sería de justicia; pero no a costa de inventarse a una compositora partiendo de unos indicios que son mínimos. Otros académicos, como el británico Stephen Rose, han respondido que las evidencias no son suficientes, sobre todo en lo relativo a las Suites. Nadie pone en la más mínima duda que, desde la abadesa del medievo Hildegard von Bingen hasta la actualidad, las mujeres hayan sido tan capaces de componer como un hombre. Lo que pasa que ha habido muy pocas compositoras, igual que habrá habido –menos aún- mujeres que hayan diseñado puentes: la música tiene una parte científica que requiere una formación a la que, por los motivos históricos que todos sabemos, las mujeres no han tenido acceso. Pero es mucho más interesante y útil reivindicar a una gran compositora en la que nadie repara antes que inventarse una. Lo que pasa que es más fácil llamar la atención con música tan reconocida como la de Bach que hacerle comprender al público por qué es una magnífica compositora la romántica francesa Louise Farrenc, de la que sabemos que realmente compuso todo lo que compuso y que mercería cien veces más un documental que una serie de indicios científicos presentados con una intención suponemos que honesta pero claramente sensacionalista. En la presentación del documental, la compositora británica Sally Beamish ha opinado que esta teoría sobre la autoría de varias obras de Bach plantea algunas preguntas importantes acerca de la relevancia que han tenido las compositoras en la historia de música y podría "transformar" la imagen de algunas obras 'masculinas' reconocidas mundialmente. Pero la música, incluida la de Sally Beamish, no tiene sexo, y querer ponérselo es limitarla de un modo innecesario. Francamente, con veinte hijos a su cargo, que se dice pronto, resulta difícil creer que Anna Magdalena Bach –suponiendo que tuviera el mismo nivel técnico de su marido (que es mucho suponer, porque leía música antes que texto y en su familia eran todos músicos desde hacía 200 años)- tuviese el tiempo y la concentración suficientes como para sentarse y escribir de un tirón las seis Suites, algo que requiere no sólo una formación técnica de alto nivel, sino también un ejercicio habitual de esa técnica. Otra cosa es que hubiera proporcionado a su marido temas como el aria de las Variaciones Goldberg; obra en la que lo importante no es realmente el aria, de dos minutos, sino lo que Bach hizo con él hasta llegar a la hora de duración. Ahora, si el aria realmente fuera de doña Ana Magdalena, sin restarle méritos a su marido, olé por ella, porque ¡cuánta belleza! Actualidad concertística.- La Sinfónica de Londres visita España para dar dos conciertos en Madrid, dentro del ciclo de Ibermúsica, que este año está muy británico en cuanto a orquestas invitadas. Los días 3 y 4 de noviembre actuará en el Auditorio Nacional de Música bajo la batuta de un viejo conocido: el veterano maestro holandés Bernard Haitink, que el año que viene cumplirá los ochenta y cinco. En programa, diversas especialidades de don Bernard, como la música de Debussy y las sinfonías Octava de Bruckner, Quinta de Schubert y Cuarta de Brahms. Sinfonismo de alto nivel y gran peso específico. Precios a juego. De no menor peso, aunque tocada por tan sólo tres músicos –eso sí: fantásticos- es la música de Robert Schumann. Isabelle Faust al violín, Jean-Guihen Queyras al cello y Alexander Melnikov al piano se encuentran de gira internacional tocando en una sola velada los tres Tríos que compusiera Schumann a lo largo de su vida. Un reto al que, en su paso por España, se enfrentarán los días 6 y 7 de noviembre en el Palau de la Música Catalana de Barcelona y en la Sociedad de Conciertos de Alicante respectivamente. Novedades discográficas.- Una obra recién compuesta y muy para la época de Difuntos: “A mortuis resurgere: La Resurrección de Cristo”, un oratorio de cámara para soprano y cuarteto de cuerdas de Jorge Grundman. El antiguo fundador, vocalista y teclista del grupo “Farenheit 451” de la época de la Movida madrileña realiza un ejercicio de introspección lírica de gran belleza en una obra cercana a la hora de duración fechada el pasado 2013. Casi inmediatamente fue grabada en Madrid y ahora aparece en el prestigioso sello británico Chandos, interpretada por el no menos prestigioso y no menos británico Cuarteto Brodsky, contando con la soprano mallorquina Susana Cordón en la extensa parte vocal, en la que luce una musicalidad y expresividad incontestables, aunque la voz haya perdido redondez y tersura. La música, personal pero con momentos que recuerdan al Gorecki de la Sinfonía nº 3 o al Villa-Lobos de la Bachiana nº 5, ha de conquistar por su lirismo y franqueza a oyentes de muy diverso tipo.La guerra de los Bach