ARMAS NUCLEARES
Carlos Umaña: Pese al alto riesgo de guerra nuclear, el desarme es posible
Nerea de Ara
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Nerea de Ara
"La paz no es un elemento pasivo que se da si dejamos de pelear, es una construcción activa y para conseguirla, se debe prevenir la guerra", sostiene el costarricense Carlos Umaña, activista, médico y artista plástico, tras librar durante gran parte de su vida una lucha por la erradicación de las armas nucleares.
Umaña es miembro directivo de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2017, y vicepresidente de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW) en Latinoamérica.
Credenciales que le han permitido ser uno de los encargados de entregar los Premios Alan Turing a la visibilidad del colectivo LGTBIQ+, cuya gala se celebra este jueves en Tenerife en el marco del festival Culture and Business Pride.
El estudio anual sobre la realidad de las armas a nivel mundial del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI) apunta a que muy probablemente se producirá un rearme nuclear en la próxima década.
En una entrevista con Efe, Umaña indica que las dos organizaciones a las que pertenece concuerdan en que el riesgo en la actualidad de que se produzca una catástrofe nuclear "es más alto que nunca, más incluso que en la Crisis de los Misiles de 1962".
Umaña detalla que de las aproximadamente 12.300 ojivas nucleares que hay en el mundo, 1.800 están en este momento en estado de alerta máxima, es decir, listas para ser detonadas en unos minutos.
"Estamos en un contexto en el que ha habido y sigue habiendo amenazas explícitas, lo que significa que hay un mayor potencial para que haya malos cálculos y errores de interpretación que conduzcan a una detonación", advierte.
Uno de estos "errores de interpretación" podría producirse en el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Para el activista, las amenazas de Vladimir Putin sobre que el uso de armamento de este tipo podría ser viable no son reales.
"Su intención verdadera es la coerción, condicionar al enemigo para que no vaya en contra de sus intereses, y en este caso está funcionando porque es creíble que pueda usarlas", subraya.
Sin embargo, "el problema no es que vaya a haber una detonación nuclear intencional, sino que el resto de países interpreten que sí y con ello se pueda generar una guerra real por un fallo de entendimiento".
Pero pese a esta realidad, Umaña no ha tenido en ningún momento la sensación de haber perdido el tiempo con su lucha.
"El desarme es una tarea titánica, no es nada fácil pero es posible y, de hecho, hemos notado grandes avances", sostiene.
Entre estos progresos, cita el Nobel de la Paz que la ICAN obtuvo en 2017, lo que ha supuesto "una plataforma enorme que nos ha cambiado la vida y nos ha ayudado a universalizar nuestro mensaje", dice.
Asimismo, en julio de ese mismo año, la campaña consiguió que se negociara y aprobara el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares en la Organización de las Naciones Unidas con 122 votos a favor.
"Hace ocho o nueve años hacíamos cábalas y contábamos como un hecho importante que los países de la ONU tan solo mencionaran la palabra prohibición en sus discursos sobre armas. Llega 2017 y tenemos a la mayoría de países miembros negociando y aprobando el Tratado, y esto verdaderamente es un logro enorme", recalca.
Convencido de que este pacto funcionará, dado que es la estrategia multilateral que se ha seguido antes para abolir otras armas de destrucción masiva, advierte, sin embargo de que "el desarme no se va a conseguir de la noche a la mañana porque nada en la historia de la humanidad se ha conseguido así", pero "se empieza con las personas llegando a acuerdos, y eso ya lo tenemos".
Por ello, ante la cuestión de si es posible acabar con todo tipo de conflicto bélico, el activista afirma que, con la cooperación de todos, podría conseguirse.
A pesar del conflicto bélico de Ucrania, que considera "un fallo diplomático que se arrastra desde hace muchos años, porque no se han hecho esfuerzos por conseguir la paz", cree que en la actualidad hay más cercanía que nunca entre los pueblos, lo que conduce "a una cultura humana universal donde las guerras no son relevantes".
Abunda en que las razones que antes justificaban los enfrentamientos -recursos naturales, cambios políticos, conquista de territorios-, en el mundo actual, donde hay una estructura globalizada, ya no tienen ningún sentido.
"Por eso confío en que la no violencia es posible, pero es algo que debemos crear y cultivar entre todos, porque como ya he dicho la paz es una construcción activa".
Con esta idea, Umaña invita a todas las personas a ser activistas en su día a día, ya que "no son los gobiernos centrales los que tienen que tomar cartas en el asunto, sino todos en nuestras relaciones diarias, y esto conducirá a una actuación general de cada país en favor de la concordia".
Y es que es precisamente es esta posibilidad de cambiar el mundo lo que lleva empujando al médico a no tirar la toalla durante todos estos años, aunque siempre se diga a sí mismo que "debería dejarlo".