He visto "Anatomía de una caída", la película galardonada con el Óscar al mejor guion. Y me ha parecido una buena película y un Óscar más que merecido. No me gustan las películas largas, pero esta película de dos horas y media se me ha hecho corta. La película parece un thriller judicial, (no voy a contar el final, no te preocupes) y es un thriller judicial, pero mucho más. Un matrimonio vive con su hijo en una cada de montaña. Samuel, el padre, aparece muerto sobre la nieve.

Sandra, la madre, pronto se convierte en la principal sospecha. Daniel, el hijo, es esencial en el desarrollo de la historia. Es un thriller, pero mucho más que un thriller porque refleja la complejidad de las relaciones entre personas que se quieren, que buscan, en ocasiones por caminos muy difíciles, la felicidad, que experimentan la frustración, la envidia, que se sienten culpables, que le echan la culpa a otros.

La película es buena, muy buena, porque no está invadida por ese infantilismo que suele dominar al afrontar la existencia, porque no es maniquea, porque el espectador no puede dejar de tener una mirada de compasión hacia los personajes a pesar del mal que causan.

Parece mentira, parece mentira, pero el PP y el PSOE están de acuerdo en la necesidad de reconocer un Estado palestino. Cuando Rajoy estaba en el Gobierno, en 2014 el PSOE presentó una proposición de ley para el reconocimiento de Palestina como estado, el PP votó a favor. Están de acuerdo, cualquiera lo diría.

Hoy se ha debatido en el Congreso de política internacional y hemos vuelto a tener el aquelarre habitual. La política internacional es en otros países una política de Estado, zona de consensos, que debería estar fueraa del rifirrafe. Había consenso sobre Marruecos, que era no hacer nada. Ese consenso acabó Sánchez cuando hace dos años cambio de política con el Sáhara, se lo ha recordado Feijóo.

En Casablanca estaban hoy viendo el debate y más contentos que unas castañuelas, encantados de que los dos principales partidos no tengan un acuerdo sobre este asunto. Es cierto que Sánchez cambió de política sin avisar a nadie, es cierto que Sánchez se refugia en política exterior. ¿Pero hoy era necesario que el PP criticara a Sánchez por impulsar en la UE el reconocimiento del Estado Palestino? Las diferencias son mínimas entre POSE y PP.

El PP se diferencia del PSOE en cómo hay que hacerlo. Hemos llegado a un nivel de polarización que si eres crítico con el Gobierno de Sánchez hay que estar a favor de Netanyahu. ¿Por qué no se puede ser crítico con el Gobierno de Sánchez y decir a la vez que lo que está haciendo Netanyahu (33.000 palestinos muertos) es un desastre, contrario al derecho internacional, a la supervivencia de Israel, injustificable, inhumano y una falta de inteligencia política?

Aquí no estamos en un bloque. Sánchez tiene una política que es un desastre, y Netanyahu, no vamos a utilizar calificativos para describirlo.