El 'The Guardian' se renueva y no por gusto. La crisis económica que vive, con pérdidas de más de 50 millones de euros cada año, le ha obligado a cambiar su característico formato berlinés por el ya clásico tabloide inglés que copa casi todo el mercado (solo se libran ya el 'The Daily Telegraph' y el 'Financial Times').

El rediseño no se ha quedado solo en el papel, también su web o su aplicación para móviles han sufrido uno en profundidad. Por cambiar, se ha modificado hasta la propia cabecera.

Con solo 146.000 copias diarias no se encontraba dentro del top-10 de periódicos más vendidos en formato papel aunque su web cuenta con unos 150 millones de usuarios únicos mensuales. También gracias a un modelo casi único en Reino Unido, donde la casi totalidad de sus competidores han optado por muros de pago para sus ediciones online. The Guardian en cambio se mantiene firme y en él todo es gratuito. De hecho, uno de sus modelos de financiación tampoco tiene parangón entre los grandes medios británicos. Piden donaciones a sus lectores, por pequeñas que sean, para financiar lo que ellos llaman un “periodismo independiente”, algo que según sus datos triunfa y les ha llevado a que este método sostenga, según su presidente ejecutivo David Pemsel, la mayor parte de financiación del periódico, superando incluso en ingresos a la publicidad.

La lucha por la supervivencia de la prensa británica continúa al igual que en todo el mundo. Su principal rival es la dramática caída de los ingresos por publicidad en sus ediciones de papel y la poca remuneración que aporta el online. Esto ha llevado a la desaparición de alguna cabecera y sobre todo a la renovación de la mayoría de ellas. Todo por supuesto, acompañado de reducción de plantillas, cierre de imprentas o, incluso, traslados de sedes.