Una de las cuestiones que pareció que esta Legislatura iba a afrontar es la reducción del número de cargos políticos que gozan del régimen de aforamiento. En principio parecía que las cuatro fuerzas políticas con mayor representación en el Parlamento se iban a poner de acuerdo. Sin embargo, Podemos ha decidido bloquear esta reforma que requiere un cambio constitucional. El maximalismo propio de la formación morada ha hecho que la medida que había sido registrada por el Grupo Parlamentario Popular, y antes por el Socialista, vaya a quedar en suspenso. Podemos quiere una reforma global de la Constitución de 1978 y la convocatoria de un referéndum para cualquier reforma que se acuerde. O todo o nada. No hay más vuelta de hoja.Está claro que la reforma del texto constitucional, que sí está en la agenda de Ciudadanos, exige un acuerdo que no solo no existe, sino que parece difícil a día de hoy. Mientras tanto, hay medidas que podrían mejorar la transparencia de nuestro sistema político y que no debieran ser torpedeadas. Proceder poco a poco para ir adaptándose a las circunstancias mediante acuerdos, parece un modo idóneo de tomar decisiones en democracia. Podemos, sin embargo, vive en un estado de agitación permanente. Algo que aunque marque la vida interna de la formación, no debería determinar la marcha de la política española.