Lleva trabajando desde que tenía 16 años y ha pasado por todo. Pero ahora lo ve más negro que nunca. No sabe lo que podrá aguantar porque producir un litro de leche le cuesta más que lo que las centrales lecheras le pagan. “Al Gobierno le interesa apoyar al turismo, pero España es también campo”.Y en medio del campo madrileño está su explotación en la que trabaja duramente con el apoyo de tres personas más. Se ordeña tres veces al día, a las cuatro de la madrugada, a las once y media de la mañana y a las siete  de la tarde, haga frío o haga calor. De esas quinientas vacas tiene que ordeñar 260, las que están preñadas o criando. Es un proceso en el que se tarda unas dos horas. Cuando llegamos a la finca, José Manuel prepara la comida para las vacas, mezcla los cerales y la paja que van a comer. “Cada día comen alfalfa, soja, maíz, los correctores (las vitaminas) hilo de maíz, paja, todo ello para producir entre 37 y 38 litros de leche por vaca al día”.LA CLAVE ESTÁ EN EL PRECIOUn productor de leche no negocia el precio al que lo vende sino que debe aceptar las condiciones de la industria. “El que produce no tiene ni voz ni voto, no ponemos el precio ni las condiciones, la industria es la que decide el precio para los próximos meses, se sientan en un despacho y fijan el precio y se reparten las lechería”. Por eso no pueden siquiera decidir por sí mismos marcharse con otra central lechera, no pueden decidir a quién vender, al mejor postor, “ y nosotros no podemos hacer nada porque la leche es un producto de diario, no puedes decir la almaceno y la dejo aquí hasta que mejore el precio, no, es un producto perecedero que no puedes guardar y de eso se aprovechan”. Y claro que se aprovechan , es lo que piensan los productores porque a Jose Manuel le cuesta producir un litro de leche entre 32 y 34 céntimos, para venderlo después a 30. Pierde en cada litro. ¿Cómo se afronta el no cubrir gastos? “Llega un momento en que no puedes hacer mucho, vendes alguna vaca para cubrir los mil euros que te faltan para pagar a los empleados o la comida del ganado, que te fían como mucho durante un mes. Cuando llevas tres meses cobrando menos de lo que te cuesta producir llega un momento que no lo puedes aguantar. Esto nunca ha sido el mejor negocio del mundo pero es que ahora no llegamos.”No sabe si podrá aguantar mucho más. Tiene menos empleados que nunca porque no puede permitirse nada más. Aquí no hay fines de semana ni vacaciones. El campo es duro, y o te gusta o no lo aguantar por mucha subvención que te pongan encima o debajo de la vaca. Que esa es otra. El Gobierno ha anunciado 300 euros de ayuda por vaca. José Manuel lo tiene claro: “Esa no es la solución, la solución es que el Gobierno no permita un precio tan bajo para la leche, necesitamos que nos paguen lo que nos cuesta como poco, protegen a las grandes empresas, incluso a las grandes superficies, pero no al ganadero. Si no, porqué permiten estos precios”.Y en esa permisividad está también lo que se importa. Según datos e la UPA ( Unión de pequeños agricultores y ganaderos) en España la leche no sobra ya que nos vemos obligados a importar cerca del 30% de la que consumimos. José Manuel asegura que “los controles de calidad que se exige a esa leche importada son muchos más flexibles que los que nos piden a nosotros”.LA RESPONSABILIDAD DEL CONSUMIDOREs importante que como consumidores sepamos lo que cuesta conseguir un producto porque hay mucho trabajo, sacrificio y esfuerzo detrás, pero sobretodo lo que hay es calidad. “Mucha gente -dice José Manuel- no sabe ni lo que come, solo mira el precio. Comen mierda, es por lo que pagan. Muchas leches desnatadas de 60 céntimos ¿qué son? agua con polvos blancos”. Dicho así asusta, pero José Manuel sabe de qué habla: “De la leche sacan la nata, la mantequilla y lo que sobra es con lo que hacen la leche desnatada a la que le echan de todo para que al consumidor le guste, y le gusta y se lo toma porque está muy rico”.Mientras hablamos y enseña a COPE su explotación no para de decirme que espere un momento. Tiene que seguir trajinando, ahora estar pendiente del proceso para ordeñar, ahora controlar que la mezcladora del pienso haga su trabajo, ahora el tractor. También atiende al teléfono a los proveedores o el banco. Esto es duro para José Manuel,  pero es lo que hay, es su forma de vida. Cuando compres un cartón de leche piensa en él y sus botas manchadas, bien manchadas. "Nos pagan por un litro de leche menos de lo que nos cuesta producirlo"