Aunque como dice la sabiduría popular, la esperanza es lo último que se pierde, a estas alturas del debate sobre el pacto educativo en el Congreso de los Diputados no parece que podamos augurar un buen futuro a ese esfuerzo notable de alcanzar un acuerdo sobre una de las claves del futuro en España.

La decisión del PSOE de levantarse de la mesa con el ridículo argumento de la insuficiente propuesta financiera del PP para llevar a cabo las medidas contenidas en el pacto, no deja de ser una excusa difícilmente creíble. Con escasa visión política, el PSOE parece estar de nuevo en la estrategia de dinamitar cualquier posible acuerdo de largo alcance con el Gobierno de Rajoy.

Los informes más serios sobre el éxito de la educación en los países desarrollados concuerdan en señalar que el principal problema no radica en la inversión económica sino en los modelos de gestión y eficacia de los recursos, de formación del profesorado y de motivación y esfuerzo, entre otros factores. Mientras la educación no deje de ser un arma ideológica de algunos partidos políticos, no se garantizará una solución adecuada a este gran desafío. Por desgracia el PSOE carece en este momento de una propuesta política que mire más allá de los intereses inmediatos de Pedro Sánchez.