La escritora Paula Merelo advierte que ante el dolor de las víctimas "solo cabe callar, escuchar y acoger "

«Adultos vulnerados en la Iglesia» es su primer libro que presentó en Madrid con la intervención de Miguel García-Baró, coordinador general de Repara y la teóloga Pepa Torres

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La gestación del libro, Adultos vulnerados en la Iglesia, surgió tras escuchar el desafío que lanzó el jesuita Hans Zollner, miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, sobre la necesidad de construir una teología de los abusos, así lo explicó la autora, Paula Merelo, que a partir de entonces y como parte de sus estudios de Ciencias Religiosas, se decidió a investigar sobre los abusos sexuales y hacer así su aportación "acerca de una realidad que no debe dejar a nadie indiferente".

Ante el "ante el sufrimiento, el dolor y el horror" de las víctimas, expresó, "solo podemos callar escuchar y acoger. Dios está con las victimas y debemos preguntarnos si nosotros estamos con ellas", comnezó su exposición Melero que presentó el texto en la librería San Pablo de Madrid este 9 de marzo, donde le acompañaron Miguel García-Baró, coordinador general de Repara, la iniciativa de la archidiócesis de Madrid para atender y acompañar a las víctimas de abusos y a informar y concienciar sobre el tema, y Pepa Torres Pérez, teóloga y educadora social, miembro de Revuelta de Mujeres en la Iglesia. Moderó el coloquio el periodista Juan Ignacio Cortés, que es, además, autor de Lobos con piel de pastor, que aborda el tema de la pederastia en la iglesia católica.



En su intervención insistió en que "debemos preguntarnos si sabemos estar al lado de las víctimas, de todas las víctimas", y en que "no podemos poner el foco en la víctima, sino en el agresor, ya que los abusos surgen porque existe una persona que abusa de otra".

Al explicar que los abusos se producen en el contexto de las relaciones asimétricas, añadió que "cuando el abuso ocurre en el entorno de la Iglesia, en el que las relaciones asimétricas suelen darse en el marco del acompañamiento, la dirección espiritual, los sacramentos…, en el que la persona que está en la situación de superioridad además es para la otra persona un referente de Dios, una persona a la que se busca avanzar en el camino de la fe, este daño es mucho más grave".

Por último, la autora expresó la convicción de que «las victimas denuncian por responsabilidad y para intentar que lo que les ha ocurrido a ellas no vuelva a ocurrir», y concluyó destacando que «tenemos el imperativo moral de sostener la esperanza por nosotros y sobre todo por las víctimas».

El abuso de poder

La teóloga Pepa Torres señaló en su intervención que «el libro nos introduce en un marco de comprensión imprescindible para entender este entramado perverso de abuso a personas adultas», y señaló las claves que se encuentran en la obra: «El abuso sexual tiene que ver con la conducta sexual, pero sobre todo con el poder», «se enmarca dentro de un proceso de acoso y de seducción a la víctima», «las condiciones estructurales de la Iglesia favorecen los abusos, por la sacralización del poder clerical», y «las encuestas del libro revelan que todas las víctimas denuncian el corporativismo, la protección de la institución por encima del sufrimiento y la necesidad de justicia y reparación que reclaman las personas abusadas».

Por su parte, Miguel García-Baró alabó el trabajo de la autora, a quien felicitó por su trabajo, «un libro del cual ya no se puede retroceder», «de una crudeza terrible», que señala «una situación sangrante y abierta, porque lo que describe es algo que hoy no tiene solución. Y eso nos subleva», porque «la justicia no puede ser así». Describió también el trabajo de Repara e hizo una descripción del perfil de la persona que acaba convirtiéndose en victimario.

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