Personas sin hogar y jóvenes profesionales, unidos bajo un mismo techo gracias a la Fundación Lázaro

Personas que han dormido durante años entre cajero o a los que sus adicciones les ha arruinado la vida, el Proyecto Lázaro les ofrece una segunda oportunidad

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La Fundación Lázaropromueve pisos compartidos en los que conviven personas sin hogar y jóvenes profesionales. Al entrar por sus puertas se respira la acogida, el cariño y el respeto. Actualmente en España tienen dos pisos en Madrid, uno de mujeres y otro de hombres. Los residentes de los pisos se reúnen para organizar actividades, rezar y apoyarse mutuamente.

El proyecto nació en 2006 en París, cuando dos jóvenes de 28 años, conmovidos al contemplar las personas que dormían en las calles, decidieron invitar a varias personas sin hogar a vivir con ellos. Pronto otros jóvenes quisieron compartir su experiencia y constituyeron una primera asociación, la Association pour l’Amitié (APA) que se ocupa del proyecto en la capital francesa. El desarrollo fue tan rápido y la demanda tan intensa en otras ciudades de Francia, que uno de estos jóvenes fundó Lázaro en 2011 para desarrollar y gestionar el proyecto en Francia y a nivel internacional.

El responsable de Lázaro en España, Javier Cascón, ha explicado que esa creación de hogares tiene que ser como una nueva familia para las personas sin hogar: “Ellos han vivido situaciones muy duras y quizás no han tenido personas de referencia”. Además, ha subrayado que “al crear estos hogares se consigue caminar en la misma dirección”.

Lázaro se ha convertido también en una mano tendida hacia las personas sin hogar. Con ellos pueden encontrar un cariño que les ayude a salir adelante. Los residentes acogidos son personas sin hogar que provienen de “la calle”, de albergues, centros de acogida y otros recursos de alojamiento temporal. Además de un techo, necesitan superar la soledad compartiendo y creando relaciones de amistad. Hogares Lázaro como ciudadanos aprecian las decididas acciones de las instituciones públicas para combatir la exclusión.

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Ricardo y Jesús, en la calle durante años

Ricardo Barajas, uno de los beneficiarios de Lázaro que ha estado muchos años sin hogar, nos ha confesado que dormía en cajeros, debajo de árboles y en puentes: “Tuve que andar por toda España”. A Ricardo, cuando estaba durmiendo en la calle le llevaban bocadillos, le daban dinero, mantas y edredones: “En la plaza mayor había un montón de gente que dormíamos en la calle y venían muchos voluntarios a ayudarnos y a traernos cosas”, ha remarcado.

Jesús Nicolás, que estuvo viviendo la calle entre ocho y diez años, pasaba las noches durmiendo en una tienda de campaña. “No te das cuenta de las cosas y no lo valoras, pero poco a poco te haces un poco luchador”, ha manifestado. El objetivo de Hogares Lázaro es construir de nuevo una vida. La situación que vivió Jesús ha subrayado que “no fue mala del todo”, pero le pasó factura y no aprovechó las oportunidades que tenía. “En la época de la Movida madrileña, de la transición al año 2000, me dejé llevar y consumí drogas”, ha explicado.

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"Me está enseñando a ver la realidad más allá de la burbuja en la que solemos vivir como sociedad”

Los residentes comparten las estancias comunes y las habitaciones son individuales, para respetar la privacidad y la libertad de todos. Estos pisos son una respuesta a la soledad y la precariedad de las personas sin hogar. La labor del joven voluntario es muy necesaria en estos casos. Además de ser un joven católico ser voluntario es compartir vida y el día a día con personas en situaciones de exclusión social.

Para Bernabé vivir en Lázaro le ha enseñado muchas cosas, y entre ellas “ver que todas las personas tenemos heridas y tenemos una cruz, en algunos más visibles que en otros". “Compartir con mis compis el piso me está enseñando a ver la realidad más allá de la burbuja en la que solemos vivir como sociedad”, ha subrayado el voluntario. El joven se ha abierto completamente y ha expresado las situaciones que vivimos en todo el mundo: “Vemos los dramas que hay en el mundo, pero nos olvidamos que aquí también hay problemas y personas. Lázaro me ha enseñado que aquí también hay un mundo”.

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