Religiosas de la Pureza de María cocinan en Valencia para 40 personas en «pobreza extrema» durante la pandemia

Cada día cocinan algo diferente y hacen menús variados siempre de comida casera

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Cuatro jóvenes religiosas de la congregación Pureza de María de Valenciacocinan cada fin de semana durante el estado de alarma para 40 personas en pobreza extrema a las que les entregan, junto a la comida en una bolsa, un escrito personal en el que les dan ánimo y les recuerdan que rezan por ellos.

Las cuatro religiosas reparten la comida que preparan a las puertas del colegio Pureza de María en el que desarrollan su tarea docente, en la avenida del Cid de la capital valenciana, y la entregan a familias necesitadas que no tienen posibilidades de comprar alimento.

Estas familias son atendidas, en su mayoría, por la parroquia San Miguel de Soternes, de Mislata, situada en las proximidades del colegio. La iniciativa surgió tras la petición de ayuda del sacerdote Olbier Hernández, párroco de San Miguel de Soternes, para llevar adelante un proyecto solidario durante el confinamiento: "preparar comida para personas y familias en situación de pobreza extrema", según indica una de las religiosas que participan en la iniciativa, María Moreno en el periódico diocesano PARAULA de esta semana.

“Precisamente la petición de ayuda nos llegó cuando nos estábamos preguntando en la comunidad de religiosas en qué podríamos ayudar durante el confinamiento”, añade la religiosa.

Como las religiosas siguen con su ocupación habitual (sus estudios universitarios y las clases ‘online’ que continúan impartiendo a los alumnos del colegio), se ofrecieron a preparar la comida el sábado o domingo que es cuando disponen de más tiempo libre.

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Tutoriales de cocina por YouTube

Así, a las 11 de la mañana de cada sábado o domingo, días que alternan sucesivamente cada semana, las cuatro jóvenes religiosas - Mónica Cruz, María Moreno, Verónica Grijalba y Mª Auxiliadora Porras - entran en la cocina del colegio, se ponen sus delantales y guantes, y empiezan a cocinar. “No somos expertas, pero vemos tutoriales en YouTube y cuando tenemos dudas llamamos a nuestras madres, así vamos defendiéndonos poco a poco”, explica la hermana María, quien subraya que lo hacen todo “con mucho cariño”.

Cada día cocinan algo diferente y hacen menús variados siempre de comida casera, con dos platos y fruta: pasta, arroz, legumbres, carne o pescado. Una vez la comida está preparada, a la 13:30 horas empiezan a repartir. Mientras una de ellas sigue vigilando los pucheros que están al fuego, otras meten las raciones en “tapers” y bolsas, y otra de ellas las reparte en la puerta del colegio. “Se lo damos todo recién hecho, caliente todavía”, señalan.

Cada bolsa lleva el nombre de la familia a la que va destinada, con las raciones que necesita, y "cuando las recogen todos se muestran muy agradecidos". En alguna ocasión han recibido algún donativo y también "hemos aprovechado la comida que teníamos en el colegio", apunta.

Además, las religiosas imprimen escritos con mensajes que meten en las bolsas para decirles que “todo va a ir bien y que rezamos por ellos. Así les ofrecemos no sólo ayuda material sino también al corazón”, concluye la religiosa.

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