‘El Rey de todo el mundo’: Carlos Saura afina en su excelente propuesta musical sobre la creación escénica
¡Mis queridos palomiteros! ‘El Rey de todo el mundo’: Excelente propuesta sobre la creación escénica. Los cines españoles recibían el pasado 12 de noviembre el estreno del último trabajo para cines del afamado cineasta oscense Carlos Saura (Deprisa, deprisa, 1981; El jardín de las delicias, 1970), que a sus 89 años demuestra que es uno de los mejores en su oficio.
El drama, de muchas y reseñables aristas, comparte similitudes narrativas y estéticas con su aclamada trilogía musical junto a Antonio Gades de los años 80 (Bodas de sangre, 1981; Carmen, 1983 y El amor brujo, 1986), y llega a las salas gracias a Syldavia Cinema.
‘El Rey de todo el mundo’: Excelente propuesta sobre la creación escénica
Por su parte, El Rey de todo el mundo narra la peripecia de Manuel, atareado con los preparativos de un nuevo montaje musical. Para ello recurrirá a Ana. Quiere que le ayude a dirigirlo. Ana, además de ser una reconocida coreógrafa, es su ex esposa.
Por otro lado nos encontramos con Inés, joven bailarina que ya en el proceso de casting pueden apreciarse sus cualidades en la disciplina. Inevitablemente, se perfila como estrella emergente. Sin embargo, los problemas llegarán cuando venga a visitarle su padre, un hombre de poca monta que negocia con la mafia local.
Regresa a lo grande el aragonés Carlos Saura con este excepcional trabajo de cine de autor musical, que también ha escrito, que bien puede ser otro gran homenaje a la danza moderna, como ya sucedía en Cunningham.
De nuevo, en el apartado técnico cuenta con los experimentados Guillermo Rosas y su inseparable Vittorio Storaro, que responden por su afinado trabajo de fotografía, y a los que se añaden los imprescindibles Alfonso G. Aguilar y Carlos Rivera Guerra, que se responsabilizan del asunto musical. Y si en épocas pretéritas el flamenco y las sevillanas fueron la esencia musical de los trabajos de Saura, ahora los compases mexicanos, los corridos, los boleros y las rancheras son quienes acompañan la historia.
El Rey de todo el mundo está bien dialogado, estructuralmente bien planteado, donde la puesta en escena audiovisual arrasa con todo por su poderío
Todo este proceso de creación escénica, en su aspecto técnico, goza de más protagonismo que la trama en sí, a la que le falta subrayar las subtramas y darles un final más adecuado, o perfilar la principal. Ello no quiere decir que El Rey de todo el mundo esté bien dialogado, estructuralmente bien planteado, donde la puesta en escena audiovisual arrasa con todo por su poderío, y los actores interpreten con corrección sus papeles.
Además, el filme resulta especialmente estimulante para los que se quieran dedicar a la danza o al teatro -con especial atención a la cultura del esfuerzo, hoy día tan en horas bajas-, y para quienes quieran conocer, de primera mano, cómo se gestiona un montaje de estas características de principio a fin, que puntualmente se exhibe en tono documental.
El filme resulta especialmente estimulante para los que se quieran dedicar a la danza o al teatro
Naturalmente, hay también un reclamo de recuperar-perpetuar la cultura musical mexicana, sin olvidar lo que conlleva la situación de este país hoy día, donde aún el caos, la muerte y la destrucción siguen presentes. Gran trabajo, pues, de Carlos Saura, entretenido y elocuente, que predispone al espectador para que disfrute del arte y sus afluentes en su sentido más amplio.
