Juego de niños - Excelencia Literaria

Juego de niños

Francisco Javier Merino

Ganador de la X edición

www.excelencialiteraria.com

–¿Quién crees que va a ganar?…

–Rusia. ¡Son muchos más!

–Pues yo creo que Ucrania.

–¿Por qué?

–Es que tengo un compañero ucraniano y… me cae muy bien.

Ese fue el primer debate que presencié sobre el conflicto en Ucrania por la invasión rusa. Fue el 26 de febrero, el primer sábado después de que Putin ordenara el comienzo de la operación militar. Como cualquier otro fin de semana, el equipo de benjamines (chavales, en su mayoría de nueve años) al que entreno hacía ejercicios de calentamiento antes de que empezara el partido de fútbol. Tres de ellos se habían puesto a hacer sus “cábalas” sobre el destino de la guerra.

Mi reacción fue darles una ligera reprimenda (acorde a su edad y al contexto deportivo del fin de semana), que justifiqué en dos motivos: no debían perder su atención del partido que tenían en frente; no me pareció adecuado que hablaran de la tragedia que sacude el mundo de una forma tan pueril (literalmente).

Después de unos meses, la guerra se ha recrudecido. Mientras tanto he escuchado decenas de debates, declaraciones y advertencias de las distintas partes implicadas respecto a bombardeos, fronteras, sanciones económicas, salidas al mar, cortes de gas, amenazas nucleares… En todas hay un factor común: el propósito de hacer daño al enemigo.

Pensé en este artículo la víspera de Eurovisión, concurso musical en el que ganó la canción de Ucrania. Sin ánimo de desprestigiar a quien la interpretó, dudo que el jurado del programa de televisión y el jurado del público la eligieran por a causa del tema, de la melodía y su puesta en escena. Sabían que darle la victoria podía ser un pequeño consuelo para un país ocupado y golpeado salvajemente por sus vecinos rusos.

Me pregunté si, después de tanto tiempo desde aquella charla, mis benjamines debatirán también sobre el ganador de Eurovisión. En el caso de que lo hicieran, debió de ser con la misma naturalidad con la que hablan entre ellos de la guerra. Ajenos a la crueldad presente en el mundo, los asuntos que accidentalmente ven y escuchan en las noticias o que atrapan en las conversaciones de los adultos, no dejan de convertirlos en un juego más, como los partidos de los sábados.

Hace tiempo que nosotros dejamos de ser niños y perdimos la inocencia. Y algunos se convirtieron en esos personajes que copan las noticias que muestran el frente de batalla y las amenazas con pulsar botones rojos. Ojalá fuéramos capaces de volver a entender la vida como mi equipo de benjamines o, dicho de otra forma, como un juego de niños.

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