Amor en tiempos de pandemia - Excelencia Literaria

Amor en tiempos de pandemia

Miriam Ramírez Rubio

Ganadora de la XVI edición

www.excelencialiteraria.com

 

<<Que de repente me seden, me intuben y se acabe mi vida. ¿Así de tonto es esto? ¡Madre mía!… Ni me he despedido de mis hijos, ni de mi mujer, ni de mis amigos, ni de nadie>>.

(Doctor Santiago Moreno, jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas del hospital Ramón y Cajal de Madrid y paciente de Covid, en una entrevista para el periódico El País, el día 6 de junio de 2020).

 

Aislados en sus habitaciones o en las Unidades de Cuidados Intensivos, los pacientes luchan contra el virus SARS-COV-2, que, a 3 de diciembre de 2020, ha provocado más de 64,7 millones de afectados, un millón y medio de fallecidos y posee una tasa de mortalidad del 2,6%.

 

Parece que no hemos aprendido de la Historia. El doctor Enrique Gómez Gracia, catedrático en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Málaga, en una ponencia para la Jornada de Bioética de la Universidad Francisco de Vitoria, el día 30 de octubre de 2020, asegura que la pandemia no es algo nuevo. Además, garantiza que no ha tenido tanta letalidad como otras pandemias de la Historia, como la gripe española o la peste negra, y que gracias a los avances médicos tenemos muchos medios para controlarla. La deficiencia de un gabinete científico de verdaderos expertos, así como la carencia de transparencia en los datos han sido las principales causas que nos han conducido al desastre.

 

En la misma Jornada de Bioética, la doctora María Teresa Vidal Candela, licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Alicante y especialista en Oftalmología, quiso hizo hincapié en la mala gestión política de la pandemia: <<Nos dijeron que no debíamos alarmar a la población, y que para eso no nos protegiéramos con mascarillas en el hospital>>. Avala, además, como el doctor Enrique Gómez, que los datos no fueron transparentes: <<Once días antes del confinamiento general, nos dijeron a los médicos que no nos juntásemos. Ya sabían la gravedad de la situación y la siguieron subestimando>>. Denunció la falta de recursos de prevención para el profesional sanitario, comentando su propio caso: <<Llegué a comprar mis propias mascarillas para ir a ver a los pacientes>>.

 

Antonio Luis Martínez Pujalte, profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad Miguel Hernández, de Elche, puso sobre la mesa, en esa misma Jornada de Bioética, la respuesta ante la pandemia que han dado las autoridades. Reiterando lo que para él solo se puede calificar de incompetencia, invitó a reflexionar acerca del protocolo de actuación, que hasta el momento se basa en la restricción y prohibición de las relaciones sociales.

 

Aseguraba Aristóteles en su “Ética a Nicómaco”, que tener amigos es fundamental para ser feliz. El hombre es un ser social y necesitamos relacionarnos con los demás, también mediante el contacto y la cercanía física. Robert Waldinger, profesor clínico de psiquiatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, asegura que los hombres y mujeres con más relaciones sociales de carácter presencial, son más dichosos, disfrutan de mejor salud y de una mayor longevidad.

 

En los primeros capítulos del libro del Génesis, Yahvé indica que <<no es bueno que el hombre esté solo>>. Por eso las distintas órdenes de confinamiento tendrán graves consecuencias en la población. Los jóvenes, por ejemplo, precisamos una enseñanza presencial junto a nuestros compañeros y profesores, que es todo lo contrario a las tediosas clases online.

 

La cercanía física no puede ser sustituida por la cercanía tecnológica. Por eso, ¿es proporcionado limitar las relaciones sociales? ¿Y el teletrabajo? ¿Y que los alumnos se queden en casa?… ¿Estamos haciendo las cosas bien?

 

El 19 de agosto de 2020, en una entrevista para el diario NIUS, José Manuel Montes, psiquiatra y jefe de disecciones del Hospital Ramón y Cajal, revelaba que el diagnóstico de depresión se ha incrementado en un 200%. Avisa que los nuevos confinamientos causarán mayores perjuicios que el propio coronavirus. <<La depresión puede conllevar una pandemia mucho más grande que el propio coronavirus>>, afirma.

 

Pero, entonces, ¿cuál es el bien supremo para el ser humano? ¿La salud o el amor? Da la sensación de que en el propósito de protegernos de sufrir la enfermedad, los políticos olvidan que querer y sentirse querido es lo principal.

 

Tengo la sensación de que la sociedad no se plantea los efectos secundarios de esta restricción de las relaciones sociales. Tampoco se habla de los ancianos que han muerto en las residencias a causa de los efectos de la soledad, ni de la falta de medios en los hospitales que, entre otras cosas, impide a los enfermos de Covid y de otras patologías estar acompañados por sus seres queridos.

 

De ningún modo pretendo invitar a comportamientos que comprometan nuestra salud, sino a que reflexionemos. ¿Podrían haberse solventado muchos de los problemas que ha traído el coronavirus con una gestión mejor planteada? ¿No deberíamos aprender de los errores?  Luchar contra el virus está en manos de todos.

 

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