Butler engrandece la misión de Lebron

El deporte y la alta competición no entiende de componendas ni está para complacer al rival, no mientras se pueda ganar. Lo que los Angeles Lakers se hubieran montado era su problema, no el de Miami, los Heat fueron dispuestos a vender cara su derrota, que la tuvieron cerca hay que decirlo.

Los Lakers habían programado su día emotivo perfecto, ganar el anillo con la camiseta homenaje a Kobe y Gianna, la camiseta negra invicta, e igualar a los Celtics como equipo con más anillos en la historia si consiguen el décimo séptimo, en la primera oportunidad, es decir, un 4-1.

Pero nada es previsible cuando tienes en frente a grandes competidores. Los Lakers fueron a remolque casi todo el quinto partido ante Miami, a pesar del monstruoso encuentro de Lebron James, con 40 puntos y 6/9 en triples impresionante para alguien que no tenía nada de tirador hace unos años. Lebron hace tiempo que es un jugador total, que no sólo domina la pintura sino que amenaza con eficacia desde fuera. Contó con Davis a pesar de su susto en el pie derecho, pero el problema de los Lakers es que cuando se trata de ellos dos tan solo eso no basta, no basta ante un equipo tan competitivo y tan coral como Miami Heat.

Si además los de Spoelstra tienen a un metidísimo Butler (su segundo triple-doble y 35 puntos), como está ocurriendo en estas finales, y tienen el día desde fuera, con una racha de Robinson o Herro, se convierten en temibles. Miami acababa con seis jugadores con dobles dígitos en anotación, un equipo como decimos coral, que además ha dificultado con su defensa las maniobras de los Lakers, dejándoles correr poco y con unos superlativos Butler e Iguodala en tareas defensivas.

Digámoslo claro, esta final es un duelo al sol Lebron James-Jimmy Butler, un quinto partido frenético, con final de gran suspense en el que pudo pasar cualquier cosa. Los Lakers han tenido última posesión para ganar el anillo, Lebron absorvió a varios rivales y dobló como pudo a Green completamente liberado en la cabecera. Su tiro de tres ganador fue horrible.  El posterior rebote de Markieff fue desaprovechado.

No, Danny Green no es él, es un primo lejano que recuerda vagamente al tirador que conocemos. En algún momento del playoff ha podido sacar algún tiro que nos hizo acordarnos de aquel jugador, pero no. Defiende, trabaja, aporta, pero hay algún tipo de bloqueo en su cabeza, de esos que sólo los tiradores conocen. En esta situación darle el balón del anillo podría considerarse temerario, pero a veces las historias del deporte las escriben jugadores que no estaban en su mejor momento. Quién sabe.

El caso es que habrá sexto partido y que la final ha dignificado el gran papel de Miami, que sigue sin contar con Dragic y que se ha sobrepuesto como si tuviera varias vidas, igual que Butler, el antihéroe convertido en el gran protagonista de los de Miami. El jugador recuperado para lo mejor por Riley y Spoelstra.

Butler ha emergido como el antagonista de Lebron. Butler jugó al límite de sus fuerzas, 47 minutos, hizo de todo, defendió, reboteó, se enzarzó con Howard nada más empezar (por fin un poco de acción debió pensar), atacó la pintura, tiró, empujó como siempre hacia adelante a los Heat. No ha sido campeón pero tiene corazón de campeón, no cabe duda.

El duelo Lebron-Butler nos ofrece un sexto partido completamente imprevisible. O los Lakers zanjan la cuestión ( a ver cómo está Davis) o Miami revoluciona una final que no aventuraba séptimo partido. La grandeza de las victorias se mide por la grandeza del rival, así gane quien gane en esta final habrá hecho una gran obra.