El último baile de Carmelo Anthony - Con Basket si hay paraíso

El último baile de Carmelo Anthony

¿Cuándo pierde un deportista la pasión? Le sucede hasta a los más grandes, Michael Jordan dejó la NBA porque había ganado títulos al máximo de autoexigencia y era incapaz de seguir con la misma pasión, necesitaba necesitar el baloncesto, necesitaba recuperar el hambre, quería echar de menos el baloncesto, en suma recuperar la pasión para volver a dar lo mejor de sí mismo y volver a ganar y a ganar y volver a ganar.

Por alguna razón, la misma edad puede significar dos cosas muy distintas, porque la edad no está en el cuerpo sino en la cabeza. El desgaste del cuerpo de los deportistas es algo inevitable como el desgaste fisiológico de todo ser vivo, ley de vida, pero es lento o rápido en función de la mentalidad de cada persona. ¿ Por qué los 34 años de Lebron James son tan distintos a los 34 años de Carmelo Anthony? Por qué parece que Lebron no cumple años y esperamos de él lo mejor temporada tras temporada y de Carmelo ya casi no esperamos nada; de Lebron medio mundo baloncestístico espera que pelee el anillo, que sea el MVP, que dirija a un equipo campeón, incluso cuando ese equipo dista años luz de parecer un equipo ganador de un anillo, como si Lebron no cumpliera años, como si lo mejor de él aún estuviera por llegar.
Por qué en cambio Carmelo Anthony con la misma edad parece un ex jugador, alguien de quien no se espera casi nada, que parece estar de paso o con aspecto de burócrata gastando sus últimos días como deportista. Qué ha pasado, y sobre todo qué ha pasado en la cabeza de Carmelo Anthony.

Podría valer como argumento la ganancia económica, podría servir como pretexto que unos multimillonarios no tienen por qué tirarse a pelear el balón como un desesperado principiante que se tiene que ganar los garbanzos, podríamos entender que un deportista que ha ganado 231 millones de dólares en sus contratos NBA en Denver Nuggets, New York Knicks, Oklahoma City Thunder, Atlanta Hawks, Houston Rockets y ahora Chicago Bulls (sólo por salario pues será cortado y no está previsto que juegue en los Bulls), haya perdido la pasión.

Pero cómo nos explicamos entonces que un jugador que gana más que Carmelo como Lebron James (a los 237 millones que ha ganado con los equipos se suman los 1000 millones vitalicios de Nike y resto de firmas que le patrocinan) mantenga el ansia de ganar y signifique lo opuesto a Carmelo en la NBA. Quizá lo que para uno es desmotivación para otro es todo lo contrario, o quizá porque el dinero siendo importante para el deportista no es el principal motor o freno, pero sí puede serlo en algunos casos.

En los descomunales egos de los deportistas hay variables que los demás quizá desconocemos, y que tienen que ver con el deseo de más gloria, de títulos, de escuchar con tus propios oídos gritos de «MVP, MVP» dirigidos a su persona de parte de miles de aficionados, o quizá todo lo contrario, gritos en contra de detractores, está la posibilidad de sentirse alguien relevante saliendo a disputar a una cancha los mejores partidos del mundo, de ganar, de aspirar a títulos. De ser alguien para millones de personas, y puede que para otro jugador esto no signifique tanto.

¿Cuándo rebosa el depósito de la motivación y cuándo está vacío? Lebron no ha perdido motivación, todo lo contrario, y no ha dejado de evolucionar como jugador cada año. ¿Cuándo perdió el apetito Carmelo Anthony? Por añadidura, el juego de Carmelo ha sido de los que menos ha evolucionado en la liga, junto al de Dwight Howard, en el salto evolutivo que ha tenido el juego de la NBA.

En el caso del pívot, es carne de cañón ante el juego de espacios y hombres altos móviles que protagonizan la mejor liga del mundo. En el caso del alero, de Carmelo, su indudable talento anotador se ha estancado en el tiempo. Carmelo es un alero tirador, que se fabricaba sus tiros, que oscilaba entre el 3 y el 4 pero que ha perdido vitalidad en el cuerpo a cuerpo con los potentes aleros altos de la NBA. Si además de que su faceta anotadora se estanca, supone una brecha en el dique defensivo de sus equipos, se convierte más en un hándicap que en una ventaja.

Su asociación con Westbrook y George en Oklahoma no funcionó, de hecho fue el eslabón perdido de una sociedad que parecía golosa y que resultó un problema a la hora de compartir el balón y jugarse los tiros. Su salto a Houston parecía que sí podría funcionar para abrir el campo como gusta en los Rockets,  y permitir a Harden su juego de uno contra uno para jugársela o abrir el balón a los tiradores. Pero el cambio de Ariza por Carmelo ha sido un fiasco; nos faltan datos para saber qué ha pasado en ese vestuario.

Tras enviar los Rockets a Carmelo a Chicago (sólo para liberarse de su contrato), Harden se ha mostrado esperanzado en que Carmelo Anthony vaya a un buen equipo y le ha deseado lo mejor, convencido de que puede dar mucho aún a cualquier equipo, y honestamente parecían palabras sinceras.

La próxima estación podrían ser los Lakers, es de lo que se habla en la rumorología NBA desde hace tiempo, y Lebron no ha rehuído hablar bien de su compañero, del ganador de 4 medallas consecutivas olímpicas, único en tener tres oros olímpicos. Pero si en el corto torneo olímpico brilló, en las temporadas NBA se fue apagando año tras año; Carmelo Anthony era el jugador que iba a convertir la glamourosa franquicia de los Knicks en ganadora, pero no pasaron de la mediocridad a pesar de algunas buenas temporadas; Carmelo se embolsó en NY 146 millones de dólares pero su llama se fue apagando cada año un poco más. Quizá fue en esa etapa en la que Carmelo pareció hacerse mayor, su imagen en Oklahoma no mejoró.

Y ahora nos encontramos otra vez en la que puede ser su última oportunidad, el último baile de Anthony será lo que él quiera, lo que su cabeza quiera. La asociación con Lebron en los Lakers está bendecida por Shaquille O’Neal, que cree que los púrpura y oro y la ciudad de los Angeles pueden ser una oportunidad de resurrección para el jugador, y que podría encajar en la plantilla de los Lakers sobre todo para los minutos en los que Lebron descanse para llevar el peso anotador.

Podría ocurrir, sí, como podría ocurrir todo lo contrario y que se convirtiera en un problema en unos Lakers en reconstrucción en el año I de Lebron James, pero la respuesta está en la cabeza de Carmelo Anthony. Si el de Brooklyn siente algo de pasión todavía por el juego, podrá seguir bailando,  quién sabe, a veces el último baile es el mejor y hasta puede durar mientras uno quiera, él y sólo él tiene la respuesta.

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