El Papa, a los obispos del Congo: “No tengan miedo de ser profetas de esperanza para el pueblo”

Francisco les pide que huyan del carrerismo y la mundanidad y sean "instrumentos de consuelo y reconciliación para los demás"

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Que sean profetas, “testigos creíbles y portavoces” del amor de Dios su pueblo, y destierren de su vida el carrerismo y la mundanidad. Esta es la petición que ha hecho el Papa Francisco a los obispos de la República Democrática del Congo (RDC) en la mañana de este viernes 3 de febrero. El encuentro ha tenido lugar en la sede de la Conferencia Episcopal en Kinshasa.

El Santo Padre ha dicho que la Iglesia congoleña es una Iglesia “joven, dinámica, alegre y animada por el anhelo misionero”, pero también una Iglesia “que sufre por su pueblo” y marcada por “el dolor y la fatiga”, “el miedo y el desaliento”. Sus pastores —ha añadido— están llamados a sanar las llagas de los que sufren, “alzar a los pobres” y “liberar a las personas de tantas formas de esclavitud y opresión”. De ahí que, como el profeta Jeremías, estén llamados también a alzar su voz profética contra el mal.


Un pastor no puede ser un hombre de negocios

En este sentido, y como ya hiciera ayer en su discurso a los sacerdotes, religiosos y seminaristas, Francisco ha pedido a la jerarquía que huya de la mundanidad, el carrerismo y la “acción política”. No se puede ver en el episcopado “la posibilidad de escalar posiciones sociales y de ejercitar el poder”, ha afirmado, ni tampoco “interpretar el ministerio según criterios de beneficio personal”. Con respecto a la interacción con el poder, el Santo Padre ha indicado que “la profecía cristiana se encarna en muchas acciones políticas y sociales, pero la tarea de los obispos y de los pastores en general no es esta. Es más bien la del anuncio de la Palabra para despertar las conciencias, para denunciar el mal, para alentar a los que están abatidos y sin esperanza”.

El anuncio de Jesús, ha insistido el Santo Padre, ha de hacerse “no solo con palabras, sino con cercanía y testimonio”. Los pastores, antes de nada, han de ser creíbles “en todo”, y particularmente “al cultivar la comunión, en la vida moral y en la administración de lo bienes”. “Que nunca se diga que, mientras el pueblo sufre de hambre, se diga de ustedes: «a aquellos no les importa y se va uno a su campo, otro a su negocio» (cf. Mt 22,5). No, por favor, los negocios dejémoslos fuera de la viña del Señor. Seamos pastores y servidores del pueblo, no hombres de negocios”.



Arriesguen y alcen la voz

Francisco ha pedido a los obispos que actúen como profetas, que no permitan que la fuerza liberadora de la Palabra de Dios no germine “por cálculos o ambigüedades con el poder”, “por la vida tranquila” o “por la rutina”. “Ante el pueblo que sufre y ante la injusticia, el Evangelio nos pide alzar la voz”, ha afirmado. Y ha recordado el testimonio del siervo de Dios Christophe Munzihirwa, arzobispo de Bukavu, en la región oriental del Kivu, que fue asesinado el 29 de octubre de 1996 por proteger a su pueblo. Este jesuita, “pastor valiente y voz profética”, ha dicho, el día antes de morir envió un mensaje a todos diciendo que “Dios no nos abandonará si nos comprometemos a respetar la vida de nuestros vecinos, sea cual sea la etnia a la que pertenecen”. “Su semilla, plantada en esta tierra, junto a la de muchos otros, dará fruto”, ha asegurado.


El encuentro con los obispos ha sido el último acto en la RDC. Desde la sede de la Conferencia Episcopal, el Pontífice se ha trasladado al aeropuerto para la ceremonia de despedida y emprender vuelo hacia Juba, la capital de Sudán del Sur, segunda etapa de este cuadragésimo viaje internacional del pontificado.


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