El Papa en la celebración de las canonizaciones: “Ser discípulos de Jesús es caminar por la vía de santidad"

Francisco ha consagrado hoy a 10 nuevos santos en la plaza de San Pedro, en el primer acto de canonizaciones tras la pandemia

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Desde este domingo la Iglesia cuenta con 10 nuevos santos. La plaza de San Pedro ha acogido el acto de las canonizaciones, presidido por el Papa Francisco. Una multitud se ha congregado en el Vaticano para contemplar esta solemne ceremonia, que no se celebraba desde el pasado mes de octubre del año 2019. El pontífice ha remarcado que “ser discípulos de Jesús es caminar por la vía de la santidad”.



Durante su intervención, el Santo Padre ha puesto el foco en las palabras de Jesús ‘Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros’ (Jn 13,34). Francisco ha indicado que “este es el testamento que Cristo nos dejó, el criterio fundamental para discernir si somos verdaderamente sus discípulos o no: el mandamiento del amor. Consideremos dos elementos esenciales de este mandamiento: el amor de Jesús por nosotros —así como yo los he amado— y el amor que Él nos pide que vivamos —ámense los unos a los otros”.

El Papa ha explicado que Jesús “nos amó hasta el extremo, hasta la entrega total de sí”. Haciendo referencia a la liturgia de hoy ha indicado que “podemos imaginar qué dolor tendría Jesús en su alma, qué oscuridad se acumulaba en el corazón de los apóstoles, y qué amargura ver a Judas que, después de haber recibido del Maestro el bocado mojado en su plato, salía de la sala para adentrarse en la noche de la traición. Y, justo en la hora de la traición, Jesús confirmó el amor por los suyos. Porque en las tinieblas y en las tempestades de la vida lo esencial es que Dios nos ama”.

“No olvidemos la primacía de Dios sobre el yo”

“Hemos hecho de la santidad una meta inalcanzable, la hemos separado de la vida de todos los días, en vez de buscarla y abrazarla en la cotidianidad, en el polvo del camino, en los afanes de la vida concreta y, como decía santa Teresa de Ávila, “entre los pucheros de la cocina”. Ser discípulos de Jesús es caminar por la vía de la santidad y, ante todo, dejarse transfigurar por la fuerza del amor de Dios. No olvidemos la primacía de Dios sobre el yo, del Espíritu sobre la carne, de la gracia sobre las obras”.

Francisco ha hecho referencia a que “servir significa no anteponer los propios intereses, desintoxicarse de los venenos de la avidez y la competición, combatir el cáncer de la indiferencia y la carcoma de la autorreferencialidad, compartir los carismas y los dones que Dios nos ha dado”. Acto seguido ha remitido a preguntarnos lo que hacemos por los demás, para poder vivir las cosas ordenaras con espíritu de servicio y “sin reivindicar nada”.

El pontífice ha indicado que la santidad no está hecha de algunos actos heroicos, sino de mucho amor cotidiano. “¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales” (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 14).

Todos estamos llamados a la santidad

Concluyendo su intervención, Francisco ha instado a los fieles a servir al Evangelio y a los hermanos y a ofrecer incluso la propia vida desinteresadamente, sin buscar ninguna gloria mundana. “Nuestros compañeros de viaje, hoy canonizados, vivieron la santidad de este modo: se desgastaron por el Evangelio abrazando con entusiasmo su vocación —de sacerdote, de consagrada, de laico—, descubrieron una alegría sin igual y se convirtieron en reflejos luminosos del Señor en la historia. Intentémoslo también nosotros, porque todos estamos llamados a la santidad, a una santidad única e irrepetible. Sí, el Señor tiene un proyecto de amor para cada uno, tiene un sueño para tu vida. Acógelo. Y llévalo adelante con alegría”.

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