Carta pastoral del arzobispo de Barcelona: «Unidos en la esperanza»

El cardenal Omella asegura en su carta semanal que los cristianos debemos esforzarnos «en promover un diálogo fraterno con las personas de otras confesiones y religiones»

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«Un lugar primero y esencial de aprendizaje de la esperanza es la oración», escribía el papa Benedicto XVI en su encíclica Spe salvi, dedicada a reflexionar sobre la esperanza cristiana. «Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha. Cuando ya no puedo hablar con nadie ni invocar a nadie, siempre puedo hablar con Dios», añadía el Papa. Aunque también recordaba otros «lugares de aprendizaje y de ejercicio práctico de la esperanza» entre los que mencionaba la acción y el sufrimiento, porque «toda actuación seria y recta del hombre es esperanza en acto.» (N 31-35)

Estos pensamientos parecen oportunos cuando los cristianos estamos llamados a ser signos de esperanza en un tiempo lleno de incertidumbres y temores como el que estamos viviendo. Un año más, el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y el Consejo Mundial de las Iglesias, han publicado los textos para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se celebra cada año del 18 al 25 de enero.

Siempre se confía la preparación de los textos de la Semana de Oración a los cristianos de algún país o zona del mundo. Este año el encargo se ha dirigido a Oriente. Justamente, la luz del sol nos llega todos los días desde Oriente (ex oriente lux), desde donde también ha venido la luz de Jesucristo. El lema que ha elegido el Consejo de las Iglesias de Oriente Medio, con sede en Beirut, se inspira en un fragmento del Evangelio según san Mateo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo» (Mt 2,2). La idea principal es que la estrella aparece como un don, como signo de la presencia de Dios entre nosotros y que la verdadera luz es la de Jesucristo, que nos ilumina el camino hacia Dios y hacia la salvación.

La misión de la Iglesia en nuestro tiempo es anunciar la Palabra de Dios y, a través de las acciones pastorales y sociales, dar a conocer el mensaje de Jesucristo al mundo. Jesucristo nos recuerda que una de las mejores formas de evangelizar es viviendo la comunión. Por ello, quiere que todos los cristianos nos esforcemos en promover un diálogo fraterno con las personas de otras confesiones y religiones. No debemos verlos como rivales ni competidores. Tradicionalmente los magos de Oriente han simbolizado la diversidad; son unos personajes que representan a todas las culturas, tradiciones y religiones.

Entre todos, anglicanos, evangélicos, ortodoxos y católicos… podemos mejorar nuestro mundo. Lo podemos conseguir con la oración, pero también con voluntad y ganas, y siempre contando con la ayuda del Espíritu Santo.

Queridos hermanos y hermanas, os animo a participar en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, tanto con la oración personal como participando en los actos que las parroquias y otros centros de culto organizan. Oremos para que seamos todos uno. Como decía el papa San Juan Pablo II, «en la oración nos reunimos en el nombre de Cristo que es uno. Él es nuestra unidad.» (Ut unum sint 23). Que santa María, estrella de la nueva evangelización, nos ayude a vivir unidos y a buscar siempre la unidad.


+ Juan José Omella Omella

Cardenal, arzobispo de Barcelona


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