Tabletas y móviles para la atención espiritual a los pacientes del Hospital San Pedro

Los pacientes ingresados por coronavirus también pueden participar en la celebración de algunos sacramentos gracias a las nuevas tecnologías

Redacción Religión

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Los pacientes por coronavirus ingresados en el Hospital San Pedro de Logroño "no están solos", ya que, junto al cuidado del personal sanitario, cuentan con el apoyo de cuatro religiosos, que han integrado los móviles y tabletas en su actividad diaria para reconfortar a los enfermos aislados y familias. El capellán del Hospital San Pedro, Rafael Gil Vicuña, ha explicado a Efe que los enfermos ingresados por COVID-19 también pueden recibir alguno de los sacramentos gracias a las nuevas tecnologías, ya que los sacerdotes utilizan la cámara del teléfono móvil o de una tableta para comunicarse con ellos o sus familiares.

Gil Vicuña ha asegurado que la pandemia de coronavirus ha traído "una nueva primavera de solidaridad". Un equipo formado por tres capellanes y un auxiliar atiende el principal hospital logroñés las 24 horas del día, los siete días de la semana, con el objetivo de "transmitir esperanza", ha explicado.

Cada mediodía, se celebra una eucaristía en la capilla del hospital, que se emite por el canal interno de televisión para que los fieles que lo deseen puedan seguirla desde la cama. Morir en soledad, sin el contacto humano de una persona cercana, o no poder despedirse de un familiar enfermo son algunas de las "duras" circunstancias a las que Gil Vicuña y sus compañeros se enfrentan a diario.

Destinado desde hace once años en la parroquia San Pío X, ubicada junto al Hospital San Pedro, reconoce que "nunca" había tenido que atender una situación "tan dolorosa". Sin embargo, ha insistido en difundir el mensaje de que los enfermos "no están solos", un lema que ya protagonizó el pasado 11 de febrero la jornada mundial del enfermo.

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La "cicatriz" de las familias 

"El Papa Francisco ha considerado que esta pandemia es como una tempestad inesperada que nos ha sorprendido a todos con mucha furia, nos da miedo y da la sensación de que vamos a morir, pero hay que ser personas de esperanza", ha reflexionado. La "herida" de los familiares que no han podido despedirse dejará "una cicatriz" que les recordará siempre estas circunstancias, pero este capellán ha apelado a "buscar el lado positivo" a través de la "generosidad y solidaridad" que está demostrando toda la sociedad.

"Los sanitarios están arriesgando sus vidas, no hay palabras para agradecer su trabajo", ha subrayado, al igual que a los policías, guardias civiles y a todos los profesionales que se encargan de reponer en los supermercados, mantener las calles limpias y a los agricultores que proporcionan alimentos frescos. Ha explicado que también reciben muchas peticiones de apoyo por parte de los profesionales sanitarios, quienes ruegan a los religiosos que les tengan presentes en sus oraciones.

"Los sanitarios arrastran un estrés físico y emocional que es difícil de imaginar, solo hay que ver cómo lloran cada vez que se produce el alta de un enfermo", ha asegurado, por lo que ha resaltado que "los aplausos de los ciudadanos son gestos muy bonitos hacia ellos". El COVID-19 no entiende de clases sociales, nivel económico, nacionalidad, religión o raza, de modo que Gil Vicuña también ha recibido solicitudes de oración por parte de enfermos de etnia gitana que profesan el culto evangélico.

Por último, el capellán del Hospital San Pedro ha tenido un recuerdo para el esfuerzo que desarrollan las gerencias de los hospitales y los políticos, "porque no es nada fácil tomar decisiones en estos momentos de pesadilla"

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