‘El correo’: Lo que le sobra de ambición le falta de alma
Blog: Palomitas de Maíz

Daniel Calparsoro, a pesar de contar con grandes intérpretes, no arriesga con su thriller ‘El correo’ y se queda a medio gas

¡Mis queridos palomiteros! ‘El correo’: Lo que le sobra de ambición le falta de alma.

Hace pocos días llegaba a los cines el thriller patrio y excesivo El correo, que dirige el popular cineasta barcelonés de 55 años, Daniel Calparsoro (Todos los nombres de Dios, 2023; Hasta el cielo, 2020); un director con sello propio que siembra pasión y división a partes iguales entre el respetable y la crítica especializada. Distribuye en salas Universal.

Aquí podéis escuchar la crítica de la película en formato de audio

https://www.cope.es/blogs/palomitas-de-maiz/wp-content/uploads/sites/6/2024/01/AUDIO-EL-CORREO.mp3?_=1

‘El correo’: Lo que le sobra de ambición le falta de alma

Por su parte, El correo se ambienta en el año 2002, cuando en España se instala el euro. Es, por tanto, un tiempo nuevo, tanto para las oportunidades como para los jóvenes como Iván (Arón Piper), un chico ambicioso de Vallecas que está dispuesto a mejorar su vida. Desde su puesto de aparcacoches en un lujoso club de golf de la capital, pronto dará su primer gran paso al convertirse en correo belga para una organización internacional dedicada al blanqueo de dinero. Aunque él no está dispuesto solo a eso. Él quiere mucho más.

‘El correo’: Lo que le sobra de ambición le falta de alma

Daniel Calparsoro, que ha contado para el diseño del guion con los resolutivos Patxi Amezcua (El aviso, 2018) y Alejo Flah (Séptimo, 2013), se queda en la epidermis del conflicto dramático, no arriesga con el argumento -al que ya hemos asistido en otras ocasiones-, ni con el tono al que da vida la historia.

‘El correo’: Lo que le sobra de ambición le falta de alma

No, al menos, en lo referido al fondo de sus personajes. Eso sí, en su formato visual y estético, El correo ofrece algo más, por ejemplo, se atisban guiños al estilo de los videoclips contemporáneos y un acabado general bastante elegante. Una puesta en escena, entonces, que sin lugar a dudas es lo más destacable de la película.

‘El correo’: Lo que le sobra de ambición le falta de alma

En sí, El correo ofrece entretenimiento a raudales y se nota la inspiración de Calparsoro en los trabajos de Martin Scorsese como en Uno de los nuestros (1990) o El lobo de Wall Street (2013). Precisamente, es con esta película del oscarizado director estadounidense con la que el espectador va a encontrar muchas referencias.

‘El correo’: Lo que le sobra de ambición le falta de alma

Es más, podríamos decir que Iván es el Jordan Belfort español, si bien es cierto que en el trabajo con el personaje DiCaprio realizó una investigación mucho más atractiva e interesante que funcionó en la pantalla a todas las escalas y no ocurre lo mismo con Arón Piper, que está muy lejos de esa hondura interpretativa al encarnar a un delincuente muy de tiralíneas: su esquematismo impide que el espectador pueda identificarse con él, o mejor dicho, que le resulte creíble, porque parece que está a medio hacer.

Fotograma del filme

Sin embargo, no ocurre lo mismo con Luis Tosar o Luis Zahera, que siguen demostrando la buena raza de actores que son y que desplazan, sin quererlo, al protagonista, a Arón Piper. Este desequilibrio en el elenco es uno de los motivos por los que El correo no termina de funcionar.

En su formato visual y estético, El correo ofrece algo más, por ejemplo, se atisban guiños al estilo de los videoclips contemporáneos y un acabado general bastante elegante

Otro de ellos tiene que ver con el desarrollo de la trama, que transcurre demasiado deprisa y no deja que la historia se repose y asiente. O dicho de otro modo: las pausas también pueden dar mucho ritmo a cualquier película. Por no hablar de que la repetición de la misma idea, sin otras novedades en la trama, determinan el poco favorable resultado final de la película.

No obstante, hay que poner en valor el mérito que tiene Calparsoro, es decir, el cine español, de presentar propuestas en formato de thriller y, en el caso que nos ocupa, de reconocer que su director sabe cómo rodar algunas escenas interesantes, incluso con algún memorable ejercicio de narrativa audiovisual con la colocación de la cámara.

El correo, pues, es una película ligera, entretenida, que se deja ver, pero a la que le sobra ambición y le falta alma.

Cartel promocional de El correo, de Daniel Calparsoro

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